Los científicos probaron 3 formas de mentalizarse. Una fue la clara ganadora.

Digamos que estás jugando un partido de fútbol. Y no va bien.

Foto de Yasuyoshi Chibay/AFP/Getty Images.

Ha sido un partido largo y duro hasta el momento, y aunque todos los de tu equipo han jugado bastante bien, el otro equipo va por delante.

Sabes que puedes presionar y ganar… pero primero necesitas mentalizarte. ¿Qué harías? ¿Te darías una charla de ánimo?

¿Cuál es la mejor manera de motivarse no sólo para seguir en el juego, sino para hacerlo mejor?

Los científicos querían poner a prueba esta cuestión, así que organizaron una extraña competición.

Los científicos de Inglaterra reclutaron a casi 45.000 personas (una muestra estupendamente grande para un estudio psicológico, por cierto) y las enfrentaron a un ordenador en una especie de carrera virtual. Los jugadores tenían que intentar encontrar su camino a través de cuadrículas aleatorias de números tan rápido como pudieran.

Cada jugador tenía tres oportunidades de jugar a este juego (más una ronda de práctica). Entre las rondas, los jugadores recibían diferentes tipos de mensajes motivacionales en vídeo (presentados por el atleta olímpico Michael Johnson, que es algo encantador).

¡Sí! Johnson en los Juegos Olímpicos de 2000. Foto de Andy Lyons /Allsport.

Los mensajes se dividen en tres categorías:

La categoría 1 era la autoconversación.

Esto es más o menos lo que dice la etiqueta. En estos mensajes de motivación, Johnson animaba a los jugadores a hablarse a sí mismos, diciendo cosas como: “¡Puedo superar esa puntuación!”

GIF de “The Waterboy”.”

La categoría 2 era la de imágenes.

Esta categoría de mensajes de motivación animaba a los jugadores a dar rienda suelta a sus ojos interiores y a visualizar cosas, como superar al ordenador o pasar por la cuadrícula de números súper rápido.

GIF de “Spongebob Squarepants.”

Y la categoría 3 se llamaba “planificación si-entonces.”

En este caso, Johnson animaba a los jugadores a elaborar planes de batalla específicos para el juego. “Si empiezo a preocuparme por los errores”, podrían haberse dicho a sí mismos, “entonces me calmaré y me relajaré”.

Los científicos también dividieron cada una de esas tres categorías en cuatro focos diferentes.

Las motivaciones se clasificaron en montones en función de cuál podría ser el resultado deseado, como “centrarse en mantener la calma”, “recordar las instrucciones” o “pensar en el proceso de jugar el propio juego.”

Entonces los científicos recopilaron datos sobre todos esos factores diferentes, los pasaron por su analizador de datos science-o-matic (nota: no existe en realidad), y he aquí… ¡surgieron los resultados!

¿Entonces qué enfoque ganó?

Greg Rutherford salta en largo en los Juegos Olímpicos de 2012. Foto de Stu Forster/Getty Images.

Resulta que decir “puedo hacer esto” (ya sea en tu mente o en voz alta) es un cambio de juego.

Tanto los jugadores que se hablan a sí mismos como los que se motivan con imágenes lo hicieron bien, especialmente cuando se centraron en el resultado que querían o en el proceso que podría llevarles hasta allí. Pero la autoconversación no sólo ayudó a los jugadores a hacerlo mejor, sino que les hizo sentir que lo estaban haciendo mejor, lo cual es clave.

Desgraciadamente, hubo algunas categorías que no lo hicieron tan bien. La planificación si-entonces ayudaba un poco si los jugadores se centraban en el resultado o en el proceso, pero no era tan fuerte como las otras dos. Y centrarse en las instrucciones o tratar de controlar las emociones tampoco ayudó mucho.

La autoconversación no es la solución adecuada para todas las situaciones. Pero si te cuesta mentalizarte para algo, merece la pena que lo pruebes.

Los científicos señalaron que su estudio se centró en un juego de ordenador de corta duración, por lo que mentalizarse antes de una reunión de negocios o un evento de atletismo podría requerir una estrategia diferente. Además, el cerebro de cada persona funciona de forma diferente. Lo que puede funcionar para una persona puede no funcionar para todo el mundo.

Pero los científicos de este proyecto creen que este trabajo podría ayudar a diseñar mejores intervenciones para ayudar a la gente a mantenerse motivada.

Si necesitas animarte, canaliza a este adorable niño.

Video de dmchatster/YouTube.

Puede que te sientas un poco tonto, pero acércate a tu espejo y dite a ti mismo que puedes hacerlo. O canaliza la pequeña locomotora que llevas dentro (“creo que puedo, creo que puedo”). O tal vez anuncie al mundo: “Esta vez ganaré a ese maldito ordenador”

Puede que funcione.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.