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Según el resultado clave del estudio, que se ha publicado en la destacada revista “Journal of Biological Chemistry”, la proteína del polen puede unir el hierro a sí misma. Si la proteína se queda sin hierro, se convierte en un alérgeno. Las influencias ambientales son posiblemente las responsables de esta falta de carga. Esta podría ser la explicación del creciente número de personas que padecen alergias.

La única proteína del polen de abedul responsable de las alergias

Uno de los alérgenos más conocidos es la llamada “Bet v 1” del polen de abedul (Betula verrucosa). Esta proteína se fabricó sintéticamente por primera vez en un laboratorio de Viena hace 25 años y desde entonces se utiliza en todo el mundo como modelo de alérgeno en la investigación. “Bet v 1” es el principal alérgeno entre un centenar de otras proteínas del polen de abedul. Hace que el sistema inmunitario sea hipersensible y, en el 95% de los alérgicos al polen de abedul, provoca la formación de anticuerpos patógenos, las inmunoglobulinas IgE.

Hasta ahora no se sabía por qué las moléculas inofensivas desencadenan alergias. La investigadora Franziska Roth-Walter y sus colegas han encontrado ahora la posible causa.

La proteína del polen de abedul “Bet v 1” es muy similar estructuralmente a la proteína humana, la lipocalina 2, que se encuentra principalmente en los pulmones. La lipocalina 2 y la “Bet v 1” poseen los llamados bolsillos moleculares con los que pueden unir firmemente el hierro a sí mismas. Si estos bolsillos permanecen vacíos, la proteína del polen de abedul se convierte en un alérgeno y puede desencadenar reacciones alérgicas en humanos y animales. La proteína manipula las células T helper 2 (células Th2), que son células del sistema inmunitario, hacia la alergia.

En las personas y mamíferos alérgicos, las células Th2 predominan en contraste con las células Th1. Las células Th2 desempeñan un papel importante en las reacciones alérgicas y en la lucha contra los parásitos. Las células Th1 sirven de defensa contra las infecciones bacterianas y víricas. “Las alergias suelen presentar un desequilibrio entre la respuesta inmunitaria Th1 y Th2”, explica Erika Jensen-Jarolim, directora del Departamento de Medicina Comparada del Instituto de Investigación Messerli. “Los estudios que se están realizando actualmente indican que podemos aplicar el principio del alérgeno del polen de abedul directamente a otros alérgenos con estructuras moleculares similares. En consecuencia, estamos empezando a comprender por primera vez por qué surgen realmente las alergias al polen, a los alimentos y a las esporas de los hongos.”

Conexión directa entre el medio ambiente y el aumento de las tasas de alergia

Los científicos están investigando actualmente qué mecanismos podrían contribuir a una carga reducida de hierro del “Bet v 1”. “La carga de hierro de la proteína del abedul podría estar relacionada con las condiciones ambientales agravadas a las que están expuestas las plantas”, afirma Jensen-Jarolim. “Es posible que haya incluso una conexión directa entre la contaminación ambiental y el aumento de las tasas de alergia. En el futuro tendrá sentido cargar deliberadamente las moléculas alergénicas del tipo “Bet v 1″ con hierro cuando se utilicen para la terapia inmunológica de los alérgicos. De este modo, se podría acortar considerablemente este tratamiento, que todavía dura de dos a cuatro años, y aumentar su eficacia”.

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