6 ejercicios de manos para la artritis reumatoide

La pérdida de fuerza en las manos y de flexibilidad en los dedos es una queja común para las personas con artritis reumatoide (AR). Afortunadamente, la práctica de unos sencillos ejercicios para las manos -sin necesidad de equipo especial ni de mucho tiempo- puede ser enormemente beneficiosa tanto para detener el dolor y la rigidez como para mejorar la función articular.

“Es una buena manera de conseguir un poco de fortalecimiento y permite a los pacientes percibir cuál puede ser su nivel de actividad”, explica la terapeuta de manos certificada Alice Pena, PT, que es una antigua portavoz de la Asociación Americana de Terapia Física.

Algunas reglas de “pulgar” para maximizar los beneficios

Si algo le duele, deténgase. En general, puede repetir los siguientes ejercicios hasta cinco veces por sesión, una o dos veces al día. Hable con su médico o fisioterapeuta sobre el mejor número de repeticiones para evitar tensiones.

El calor húmedo puede facilitar el movimiento de los ejercicios de manos para la artritis reumatoide y ayudar a prevenir las molestias. Una opción es remojar las manos en agua caliente durante 5 a 10 minutos antes de empezar. Tratar las manos con un baño de parafina caliente o envolverlas en una toalla empapada primero en agua caliente son otras opciones. También puede practicar algunos de estos ejercicios, como cerrar el puño, mientras se da una ducha caliente.

Aumente la flexibilidad con las elevaciones de dedos con las manos planas

Comience colocando las manos planas, con la palma hacia abajo, sobre una mesa o contra una pared. A continuación, empezando por el pulgar, levante lentamente cada dedo por separado de la mesa. Mantenga cada dedo levantado durante uno o dos segundos y, a continuación, bájelo suavemente.

Aumente la amplitud de movimiento cerrando el puño

Empiece con los dedos estirados y, a continuación, júntelos en el centro de la palma para cerrar el puño. (Mantenga el pulgar a través de los dedos y no metido debajo de ellos.) Mantenga esta posición hasta un minuto, luego abra la mano lentamente y repita unas cuantas veces en cada mano.

Mejore su agarre caminando los dedos

Coloque una toalla de mano o de cocina plana sobre una mesa. Con una mano ligeramente ahuecada y apoyada en las puntas de los dedos y el pulgar, “camine” las puntas de los dedos hacia usted para tirar de la toalla hacia la palma de la mano. “Mete toda la toalla que puedas en el puño y aprieta suavemente”, dice Peña. Esto te permite ser consciente de cómo la AR puede estar afectando a tu agarre y de lo fuerte que es tu agarre, explica. Repítalo unas cuantas veces y luego cambie a la otra mano.

Aumente su destreza con pellizcos en los dedos

Pellizcar el pulgar en la punta de cada uno de los dedos de uno en uno puede facilitar las tareas cotidianas -como atarse los cordones de los zapatos o abrocharse los botones- si tiene AR. Coge el pulgar, tócalo en un dedo y apriétalo firmemente como si fuera un pellizco. Manténgalo durante uno o dos segundos y suéltelo. Haga esto con cada dedo individualmente.

Mantenga su pulgar ágil con un simple estiramiento

Centrarse en su pulgar es necesario porque es muy importante para muchos movimientos diferentes de la mano. Un ejercicio clave para mantener la función del pulgar comienza con el pulgar apuntando hacia afuera, lejos de la palma. A continuación, mueve el pulgar a través de la palma para intentar tocar la base del dedo meñique. Este tipo de movimiento puede ayudarle a agarrar objetos circulares, como cepillos para el pelo.

Mantenga la flexibilidad separando los dedos

Simplemente separe los dedos y el pulgar lo máximo posible, lenta y suavemente. Manténgalo durante varios segundos. Esta es una buena forma de reducir la rigidez y fortalecer los músculos que rodean las articulaciones de la mano.

Sabe cuándo es mejor tomarse un descanso

El éxito del tratamiento de la AR implica saber cuándo hay que dejar de hacer ejercicio temporalmente, dice Peña. Por ejemplo, durante los brotes o el empeoramiento de los síntomas, puede ser mejor llevar un corsé de apoyo o una férula y renunciar al ejercicio para evitar daños adicionales en las articulaciones. Escuche a su cuerpo.

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