Es necesario un abordaje racional del diagnóstico y el manejo de las infecciones respiratorias recurrentes, pues de lo contrario se somete al niño a investigaciones innecesarias y a múltiples fármacos. Los síntomas respiratorios repetidos no significan una infección respiratoria. Un diagnóstico de infección vírica no justifica la prescripción de un antibiótico. Las infecciones víricas recurrentes forman parte del proceso de crecimiento de cualquier niño. Dar antibióticos en cada episodio para cubrir las “supuestas infecciones bacterianas sobreañadidas” conducirá a “antibióticos recurrentes” y a efectos adversos en el crecimiento. Debe utilizarse un enfoque sistemático para encontrar la causa subyacente. El examen otoscópico del niño debe formar parte de la exploración pediátrica en todos los casos de infecciones respiratorias. Los antibióticos deben elegirse con criterio en función de la edad, el nivel socioeconómico, la gravedad de la infección y el tipo de organismo que se espera, y deben administrarse siempre en dosis adecuadas y con la duración apropiada. El tratamiento debe ser específico y sintomático. El drenaje adecuado de los senos paranasales es una terapia coadyuvante importante. Debe evitarse el uso de jarabes para la tos con diversas combinaciones. Se debe hacer un esfuerzo para diagnosticar y tratar las manifestaciones de las vías respiratorias hiperactivas o la alergia, el papel de CEA (asma equivalente a la tos) y WLRI (Wheeze associated lower respiratory infections). Es necesario investigar las infecciones respiratorias bajas recientes y el efecto adverso sobre el crecimiento, el rendimiento escolar y los hallazgos físicos anormales. Hemograma, PCR, VSG, frotis nasal, cultivos adecuados, pruebas de tuberculosis, radiografías, estudios de bario, gammagrafía, ultrasonido, TAC, RMN, broncoscopia en casos seleccionados.
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