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Abstract

La abiogénesis se ha estudiado ya durante todo un siglo. Se ha estudiado la síntesis de los precursores de los biopolímeros, los procesos de concentración y las vías de polimerización, los lugares de iniciación de la vida. Se ha explicado la autoreplicación. Se han construido protocélulas a partir de membranas abiogénicas. Pero un aspecto esencial para la vida -la selección natural- ha sido marginado en estas investigaciones. A pesar del uso convincente de la selección natural en biología durante un siglo y medio, no se ha utilizado suficientemente en los modelos del comienzo de la vida. Pictóricamente – el modelo del estanque de Darwin se utiliza sin darwinismo. Esto genera una interrupción innecesaria en el camino para la comprensión del proceso. La selección natural es esencial en la abiogénesis, en la génesis del sistema de información biológica. Fue necesaria la selección de los biopolímeros autoreplicados más colaborativos y la despolimerización de otros. Sólo la selección natural fue capaz de combinar las moléculas de biopolímeros para la vida. La selección natural primaria sólo puede operar en un entorno con condiciones físicas y químicas variables. El agente selectivo debe fluctuar constantemente durante un largo periodo de tiempo y una gran superficie. La formación del complejo más simple de la vida necesita una homeostasis. Los mejores lugares para las fluctuaciones constantes son las zonas litorales de los océanos. Allí se producen dos fluctuaciones muy constantes: las olas y las mareas. Las mejores condiciones para el origen de la vida se dieron exactamente en el final del Bombardeo Pesado Tardío a una temperatura nealy 100° C. La superficie de la Tierra estaba entonces protegida contra la destrucción de los rayos UV por una espesa capa de nubes. La alta evaporación en las partes más calientes de las rocas de la costa aumentó la concentración de la sopa primordial y hubo un excelente poder selectivo por las fluctuaciones rutinarias del nivel del agua. Debido a las fluctuaciones del nivel del agua, el agua salada del océano y el agua dulce procedente de los continuos aguaceros se alternaban en las zonas litorales. A bajas temperaturas, la formación de vida se vería dificultada por la radiación ultravioleta y las bajas concentraciones de monómeros. Por otra parte, las zonas de barrancos o las pequeñas lagunas no presentan una continuidad suficiente de las condiciones químicas, las fluctuaciones y el área de cobertura, para ser sitios adecuados para la iniciación de la vida. La localización de posibles lugares de abiogénesis aumenta la validez de los estudios sobre la química de la abiogénesis. La vida se inició en un punto triple del espacio por la fuerza de una rutina de alternancia selectiva de un componente en un complejo. Esta rutina generó la primera información de la vida a partir de señales causales del entorno.

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