25 de octubre de 2019
¿Cómo deberían pensar las comunidades locales en las consecuencias económicas y de bienestar del desarrollo del gas natural?
Trabajo de fracturación de Halliburton en el juego de esquisto Bakken en Dakota del Norte.
Joshua Doubek/Wikimedia Commons
Hace cinco años, una comunidad del oeste de Pensilvania se planteaba si permitir a una empresa de gas natural perforar en un parque del condado. Nadie sabía muy bien qué pensar.
Algunos funcionarios veían con buenos ojos los beneficios económicos, mientras que otros desconfiaban de los costes medioambientales. La defensora del agua limpia, Erika Staaf, animó a adoptar una perspectiva más global.
“Tenemos que considerar los impactos acumulativos, no sólo los beneficios económicos inmediatos”, dijo al Tribune-Review, antes de una reunión en el ayuntamiento en 2013.
Desgraciadamente, es difícil entender claramente las compensaciones de la llamada “fracturación hidráulica”, un método de extracción de gas natural atrapado bajo la superficie de la tierra. Los investigadores han tendido a adoptar un enfoque aislado, examinando únicamente las repercusiones económicas o los efectos sobre el medio ambiente.
Un artículo publicado en el número de octubre de la revista American Economic Journal: Applied Economics intenta sopesar los beneficios de la fracturación hidráulica para la obtención de gas natural frente a los costes, proporcionando los efectos netos para las comunidades locales. Los investigadores Alexander Bartik, Janet Currie, Michael Greenstone y Christopher Knittel afirman que, en general, los efectos parecen ser positivos para las comunidades locales, aunque haya algunos inconvenientes.
“Está claro que hay un gran beneficio medio para el bienestar de las personas que viven en estas comunidades”, dijo Bartik, profesor de la Universidad de Illinois, en una entrevista. “Pero hay una cosa importante al respecto. El beneficio es mucho menor de lo que habría sido si no hubiera habido (impactos) negativos en la calidad de vida”.
La fracturación hidráulica, también llamada “fracking”, es una técnica relativamente nueva para extraer gas y petróleo de la roca de esquisto. Consiste en perforar la tierra e inyectar agua, arena y productos químicos a alta presión en la roca para liberar gas en lugares que antes eran inaccesibles. La técnica ha sido una bendición para la industria energética, pero ha resultado controvertida entre los ecologistas, que dicen que puede contaminar las aguas subterráneas y distrae a las empresas de la inversión en energías renovables.
La controversia ha dado lugar a animados debates en los lugares donde se ha propuesto la fracturación hidráulica. Pero ha habido poca investigación para sopesar los pros y los contras generales sobre los impactos potenciales en estas comunidades. No es tan sencillo como comparar los resultados de las regiones con fracking con las que no lo tienen. Puede haber todo tipo de variables económicas que determinen la aceptación del fracking. No sería una muestra aleatoria de comunidades.