Ben Gazzara era un puto enfermo

por: Paul Gutkowski

Hace un año el mundo perdió a una leyenda, hoy rendimos respeto a un verdadero “puto enfermo”….

Ben Gazzara era un puto enfermo. Se enfrentó a Jimmy Stewart en Anatomía de un asesinato a la edad de 29 años. Sacó a una camarera checa de Praga tras la invasión soviética en 1968. Se folló a Audrey Hepburn.

Biagio Anthony Gazzara nació en el Lower East Side de Nueva York de padres inmigrantes sicilianos que intentaban ganarse la vida en América. De niño, su familia se trasladó a la calle 29 con la 1ª Avenida. Gazzara era un chico de la esquina, involucrado en pequeños delitos y en las típicas tonterías de los niños pobres del barrio. A los 12 años fue a ver a un amigo actuar en una obra de teatro organizada por el Madison Square Boys Club, frente a su edificio. Gazzara estaba muy celoso de los aplausos que recibía su amigo, y codiciaba la misma atención. Se presentó a la audición de la compañía de teatro y dejó boquiabierto a Howard Sinclair, director de la compañía y hombre al que Gazzara se refirió más tarde como un segundo padre. Para su primer papel, Sinclair le dio a Gazzara el papel de un árabe de 72 años. Después de estudiar ingeniería en el City College durante 2 años, dejó de mentirse a sí mismo y a todo el mundo sobre lo que quería de la vida y volvió a actuar.

Al igual que Brando, Gazzara estudió con Erwin Piscator en el Dramatic Workshop antes de estudiar el método de actuación en el Actor’s Studio de Lee Strasburg. Aquí es donde las cosas se volvieron reales. Gazzara se dedicó a interpretar a hombres emocionalmente perturbados y brutalmente intensos, incluyendo su debut en Broadway como sádico psicópata en Al final del camino, y como protagonista de “Brick” en La gata sobre el tejado de zinc, de Tennessee Williams, dirigida por Elia Kazan.

El temprano dominio de Gazzara sobre los escenarios le abrió las puertas de Hollywood. Algunos pequeños papeles secundarios le llevaron a interpretar el papel del teniente Manion, un enigmático soldado que mata brutalmente al hombre que viola a su mujer, en la película seminal de Otto Preminger Anatomía de un asesinato. La interpretación de Gazzara es brillante, y el jujitsu mental entre él y Jimmy Stewart es absorbente.

Con la aclamación obtenida por su éxito en la pantalla grande llegaron las esposas de oro de la televisión y, como muchos antes que él, Gazzara persiguió el dinero más fácil. Pasó la mayor parte de la década de los sesenta haciendo papeles televisivos menos difíciles pero más lucrativos, antes de un encuentro fortuito con un autor en ciernes, John Cassevettes. Gazzara, que salía literalmente de su papel en la serie de televisión “Sálvese quien pueda”, se encontró con Cassavettes en la parte trasera de Columbia Pictures. Cassavettes tenía un plan: hacer una película, en gran parte improvisada, sobre un grupo de hombres de mediana edad que se enfrentan a la repentina y trágica pérdida de un querido amigo. El resultado es Maridos, una exploración existencial de la psique masculina sin parangón hasta la fecha. Peter Faulk, Cassevettes y Gazzara se acercan a la perfección en su interpretación de tres hombres que intentan averiguar qué coño significa todo esto mientras lloran la muerte de su amigo a través de una borrachera maníaca. Los hombres encuentran más patetismo que catarsis en el camino, y al final se quedan con las decisiones que han tomado y las vidas que han construido. Los tres actores desarrollaron una amistad de por vida, produciendo algunas de las actuaciones improvisadas más intensas y honestas que jamás se hayan filmado.

Cassavettes y Gazzara colaborarían en dos películas más en los años 70, Killing of a Chinese Bookie de 1976 y Opening Night de 1977, también protagonizada por la esposa de Cassevettes (Gena Rowlands). Estas películas, además de Saint Jack, dirigida por Peter Bogdanavich en 1979, muestran a Garraza realizando estudios de personajes complejos y conflictivos. El tipo de hombres que a la vez te intimidan y te dan ganas de beber whisky con ellos; todo corazón, instinto, sexo, furia y, sin embargo, exigen empatía y comprensión.

Durante gran parte de los años 80, Gazarra se retiró a la Italia natal de sus padres, viviendo en una villa en Umbría. Pasó gran parte de la siguiente década y media actuando en el cine y la televisión italianos, incluyendo su interpretación de Charles Bukowski en Tales of Ordinary Madness. Gazzarra regresó a los Estados Unidos para interpretar uno de sus papeles fundamentales como el supervillano sociópata Brad Wesley junto a Patrick Swayze en Roadhouse.

Gazzara disfrutó de un renacimiento de su carrera a finales de los 90, con una increíble racha de papeles en 1998. En un año, Gazzara interpretó al engreído productor porno Jackie Treehorn en El gran Lebowski, al abatido y muerto por dentro Lenny Jordan en Happiness y, sobre todo, a Jimmy Brown en la obra maestra indie de Vincent Gallo Buffalo 66. Como el volátil y abrasivo padre del protagonista de la película, Gazzara domina por completo cada escena que adorna con su presencia. Una vez más, Gazzara es una bola de demolición emocional, una masa enorme de ego, orgullo y dolor.

Gazzara siguió trabajando hasta bien entrada la década de los 70, incluso después de superar un cáncer de garganta en 1999 y de sufrir un derrame cerebral en 2005. Falleció a los 81 años, sucumbiendo finalmente al cáncer de páncreas en 2012. A Gazzara le sobreviven su esposa, Elke Stuckmann y su hija, Elizabeth Gazzarra.

Ben Gazzara era un puto enfermo. Un puto enfermo que abrió su corazón y su cerebro en busca de la verdad y el arte, y que lo hizo todo con ESTILO.

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