“‘Venid ahora y razonemos juntos’, dice el Señor, ‘Aunque vuestros pecados sean como la grana, quedarán blancos como la nieve; aunque sean rojos como el carmesí, quedarán como la lana.
Isaías 1:18 (NKJV)
¿Has estado alguna vez involucrado en una batalla legal? No importa lo que piense de los abogados, tener uno bueno a su lado en un tribunal es un consuelo increíble. Los abogados expertos dedican mucho tiempo y preparación a cada caso. Y cuando él o ella se acercan al estrado y convencen al juez con los hechos, ¡qué momento tan satisfactorio!
En la Escritura de hoy, es como si el Juez de toda la tierra nos invitara a acercarnos a su estrado. Dice: “Venid, razonemos juntos”. A Dios le encanta que nos tomemos el tiempo de razonar con Él, explicándole por qué creemos que sería su voluntad que hiciera una determinada cosa. Esto demuestra al Señor que hemos escudriñado su Palabra y que hemos pensado cuidadosamente nuestras peticiones. Así que la próxima vez que ores, primero piensa por qué crees que algo es la voluntad de Dios. Porque el Juez está escuchando.
Señor Dios, Tú eres el gran Juez del universo, pero también eres mi Padre. Cuando estoy desconcertado o perplejo, cuando me siento atacado por voces acusadoras, Tú me invitas a acudir a Ti. Y cuando derramo mi corazón, Tú demuestras tu amor escuchándome. Y entonces -¡alabado sea Tu nombre! – actúas en mi favor.