Cómo crear una rutina diaria de autocuidado que realmente cumplirá

La mayoría de nosotros sabemos que deberíamos practicar el autocuidado, pero cuando se trata de implementarlo en nuestra vida diaria nos cuesta.

Mientras que usted puede estar haciendo malabares con varias prioridades a la vez, a menudo conduce a dejar sus propias necesidades al final de su lista de tareas.

Seguro que tus salidas sociales de una vez por todas, tus citas en el salón de belleza y tus sesiones en el gimnasio pueden considerarse autocuidado, pero en el fondo el autocuidado consiste en actividades regulares que te ayudan a recargarte y te hacen sentir bien.

Si no se dedica tiempo al autocuidado diario, es más probable que se sienta estresado, insatisfecho y abrumado.

Ser la mejor versión de sí mismo implica cuidar de su mente, cuerpo y alma. Cuando te cuidas, te das a ti mismo el combustible que necesitas para mostrarte como la mejor versión de ti mismo en tu vida diaria.

Para ayudarte a que el autocuidado forme parte de tu rutina diaria y que realmente lo cumplas, aquí tienes 4 consejos para empezar.

No hagas cosas que odias

Si sólo haces algo porque todo el mundo lo hace pero tú lo odias absolutamente, lo más probable es que no te comprometas con ello.

La clave para cumplir con tu rutina de autocuidado es encontrar actividades que te gusten y que te hagan ilusión al final de un largo día.

Para crear una rutina diaria de autocuidado que funcione para ti y tu estilo de vida, intenta experimentar con diferentes cosas que te iluminen y te hagan feliz.

Aquí tienes algunas ideas para empezar:

  • Lectura
  • Yoga
  • Escuchar podcasts
  • Salir a pasear
  • Diario
  • Clases de baile

Prueba cosas nuevas y encuentra lo que te funciona. Recuerda que tu rutina de autocuidado debe estar adaptada a ti y sólo a ti.

Planifica con antelación y prográmalo

La verdad es que si no sacamos tiempo para el autocuidado, probablemente no encontraremos tiempo para ello. Haz que el autocuidado sea una cita no reprogramable contigo mismo. Prográmelo en su calendario y establezca recordatorios si lo necesita.

Por ejemplo, reserve 30 minutos por la mañana para hacer yoga y 30 minutos por la noche para leer. Comunica a tu familia o a tus compañeros de piso las horas en las que no estarás disponible. Hazlo lo más oficial posible.

Incluso puede ser algo tan sencillo como planificar con antelación y preparar la ropa, la bolsa y el almuerzo la noche anterior para aliviar algo de estrés por la mañana.

Cuando planificas con antelación y programas el autocuidado, es más fácil incluirlo en tus días.

Mantén una rutina sencilla

Una de mis formas favoritas (y quizá la más importante) de simplificar el autocuidado en mi vida es ajustando mi mentalidad al respecto.

Pasé de pensar que era una cosa más en mi plato a creer que era una parte necesaria de mi vida diaria. Pasé de sentirme culpable por ello a entender que si no lo hago, es un perjuicio para los que me rodean.

Considera la sensación que te produce practicar el autocuidado y deja que eso dicte cómo lo implementas en tus días.

Es importante recordar que no tiene que ser largo, complicado o costar dinero.

El objetivo de tener una rutina diaria de autocuidado es ayudarte a recargarte y relajarte, así que hazla tan sencilla como necesites para que se adapte a tu estilo de vida.

Mantén la flexibilidad

Comprométete a poner en práctica tu rutina de autocuidado y al mismo tiempo permítete jugar con la forma de ponerla en práctica.

Hay días en los que será más fácil practicar el autocuidado y otros en los que puede parecer imposible. Las cosas se interpondrán en el camino y eso es una parte inevitable de la vida.

Cuando esto sucede, es importante soltar un poco las riendas. No seas demasiado dura contigo misma y recuerda que cada día es un nuevo comienzo para volver a la carga. Tu rutina de autocuidado no será perfecta.

Si tus objetivos de autocuidado diarios son conseguir movimiento diario y nutrir tu mente date permiso para jugar con la forma de conseguir esos objetivos. Crea una estructura básica pero mantente flexible en tus métodos.

Así es como lo hago yo: Llevo una lista de mis ideas favoritas de autocuidado. Algunos días tengo más tiempo que otros, así que elijo actividades a las que puedo dedicar mi tiempo. Los días que tengo poco tiempo, opto por actividades más rápidas.

No hay dos días iguales, así que trabajo con mi horario para averiguar lo que me funciona mejor en ese momento.

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