Los brotes de artrosis reflejan cambios estructurales y la destrucción de la superficie del cartílago, con la producción de restos.
Al principio, el grosor del cartílago se conserva y las radiografías son normales. Los restos y las enzimas degradativas liberadas son muy irritantes para las articulaciones. En consecuencia, éstas fabrican una mayor cantidad de líquido sinovial (que normalmente existe en pequeñas cantidades) para poder diluir las sustancias irritantes y lubricar la articulación dañada.
Durante un brote osteoartrítico estas lesiones persisten y empeoran si la articulación se deja sin tratar y/o no se descansa total o parcialmente (utilizando un bastón para aliviar las articulaciones que soportan peso).
En este caso, el cartílago ya no tiene su resistencia normal, las sustancias irritantes continúan su acción de degradación del cartílago y el lento proceso de curación no puede completarse adecuadamente. La reagudización dolorosa continúa.
Al descansar sus articulaciones durante una reagudización artrósica (combinada o no con un tratamiento), éstas pueden finalmente “autolimpiarse” y curarse: el cartílago recupera su superficie firme. Aunque en las radiografías aparezca delgado, garantiza su funcionamiento normal. Después de algunos días de tratamiento y/o de reposo, puede así reanudar sus actividades normales.
La evolución es pues una sucesión de reagudizaciones dolorosas separadas por intervalos de duración variable, hasta el estadio de ulceración del cartílago. En esta fase, el cartílago ha desaparecido y parte del hueso está expuesto, por lo que el dolor puede intensificarse. A veces los episodios se ralentizan o incluso desaparecen, siendo sustituidos por un dolor proporcional al tiempo que se camina y se está de pie.
A veces pueden pasar hasta veinte años entre el comienzo del primer brote y la destrucción total del cartílago.
Sin embargo, el dolor causado durante los brotes de osteoartritis no siempre es muy pronunciado, por lo que algunas personas descuidan su osteoartritis con el riesgo de que se descubra en una fase avanzada.
Por lo tanto, debe saber que no es normal sufrir regularmente de una articulación dolorosa. Es esencial que vaya a ver a su médico lo antes posible.
Él o ella decidirá, si lo considera necesario, prescribir radiografías estándar que se utilizarán para un seguimiento regular.