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Con unos labios pintados en forma de corazón, unas cejas finas como un lápiz, unos ojos ahumados muy expresivos y un peinado despeinado de color escarlata, Clara Bow encarnaba el estilo por excelencia de los locos años 20. Nacida en 1905, la aclamada “It Girl” original -después de su exitosa película homónima de 1927- supo que quería ser actriz desde los dieciséis años, después de ir al cine: “Por primera vez en mi vida supe que había belleza en el mundo… Vi tierras lejanas, hogares serenos y encantadores, romance, nobleza, glamour”.
El primer contacto de Bow con el cine se produjo tras el concurso Fame and Fortune de 1921, por el que ganó un vestido de noche y un trofeo de plata. A Bow se le prometió un papel en el cine, pero no se consiguió nada. El padre de Bow la animó a frecuentar los estudios en busca de trabajo, donde los papeles secundarios y pequeños se convirtieron en algo más grande y los críticos empezaron a fijarse en ella. Variety valoró muy positivamente la actuación de Bow en Grit(1924) comentando: “Clara Bow permanece en la retina, mucho después de que la película haya desaparecido”. Los papeles de Bow encarnaban a la bebé jazzista audaz, de espíritu libre y despreocupada, fusionando sus maneras rebeldes con miradas sensuales mientras coqueteaba con la cámara.
El sistema de estudios aprovechó la popularidad de la actriz con 58 películas en 11 años. Su expresivo lenguaje corporal y sus grandes ojos emotivos convirtieron a Bow en un producto perfecto para la era del cine mudo; sin embargo, el salto de la “It girl” al cine sonoro no fue tan suave como su ascenso al estrellato. En una ocasión, Bow confesó su desprecio por las películas sonoras: “Son rígidas y limitantes. Aunque Bow tuvo una vida personal tumultuosa, su popularidad perduró mientras sus fans se apresuraban a copiar su estilo. Los pañuelos se hicieron muy populares cuando Bow los llevaba atados al pelo o colgados al cuello, combinados con vestidos sueltos de cintura caída o jerséis con faldas midi de pliegues de acordeón. Kohl y la henna también experimentaron los mismos beneficios, ya que las ventas se triplicaron cuando una revista informó del producto favorito de Bow para conseguir su tono rojo favorito. Los fans podían incluso encargar su propio sombrero Clara Bow Cloche a través de la venta por correo. También se dice que Bow fue una de las inspiraciones de los dibujos animados Betty Boop de Max Fleischer. La influencia de Bow continúa hoy en día, ya que muchos de los gestos de la actriz en la pantalla se han plasmado en la interpretación de Peppy Miller en la película ganadora del Oscar de 2012, The Artist.