Tener el cerebro sincronizado con tu pareja suena mágico. Sin embargo, Linden dice que no hay nada antinatural en los escenarios del estudio.
“Si tengo a dos personas en dos habitaciones diferentes, luego las pongo juntas en la misma habitación y ven el mismo televisor, sus ondas cerebrales se sincronizarán”, dijo. “Sincronizar es una simplificación excesiva de lo que ocurre. Cuando se colocan los electroencefalogramas en todo el cuero cabelludo, se mide la propia actividad sumada del cerebro”.
Lo compara con colgar un micrófono sobre el centro de un estadio de fútbol desde un helicóptero y escuchar el rugido de la multitud.
“Es como si todas las neuronas individuales fueran diferentes personas en el estadio, y cada una está haciendo y diciendo lo suyo y luego se suma”, explicó. “No significa que estén pensando o sintiendo lo mismo”.
Si se profundiza en esto, añade, el grado de sincronización de los cerebros podría no ser perceptible para el ojo, y en su mayoría requeriría de las matemáticas para detectarlo.
“Creo completamente que la sincronización se produjo, pero no hay nada extraordinario en ello”, dijo Linden. “La idea de que ser tocado por tu pareja o por alguien por quien tienes buenos sentimientos ayude a mitigar el dolor me parece razonable. El contacto social positivo tiene un sabor emocional especial”.
El hecho de que éste sea el primer estudio publicado sobre la sincronización de las ondas cerebrales relacionada con el dolor y la analgesia inducida por el tacto hace que Goldstein lo considere extraordinario.
“Hemos sido los únicos en tratar de observar lo que ocurre en la interacción real de las personas”, dijo.
El estudio es también la última investigación sobre un fenómeno llamado sincronización interpersonal, que se produce cuando las personas se imitan fisiológicamente entre sí, desde los gestos hasta el ritmo cardíaco y las ondas cerebrales.
Aunque Goldstein afirma que se necesita más investigación para entender cómo el acoplamiento cerebral podría reducir el dolor, apunta a investigaciones anteriores que demuestran que el tacto empático puede calmar a una persona y, a su vez, podría activar los mecanismos de recompensa que eliminan el dolor en el cerebro.
“Vivimos en una época interesante porque utilizamos la tecnología como herramienta de comunicación la mayor parte del tiempo, y el contacto físico se ha vuelto más raro. Este estudio muestra la importancia del tacto y que subestimamos algunos beneficios del contacto físico”, dijo Goldstein.
Por ahora, dice, si su ser querido tiene un dolor agudo, intente tomar su mano o darle un abrazo.
“No hay efectos secundarios”, dijo Goldstein. “Así que al menos puedes intentarlo”.