También puede llamarse: Defecto de Nacimiento; Anomalía Congénita; Anomalía Congénita; Trastorno Congénito; Defecto Congénito

Una deformidad congénita es un cambio en el tamaño o la forma normal de una parte del cuerpo causada por una condición con la que nace un bebé.

Más información

Una deformidad es cualquier tipo de desfiguración o distorsión que hace que una parte del cuerpo tenga un tamaño o una forma diferente a la que tendría normalmente. Las deformidades pueden ser:

• congénitas: presentes al nacer
• de desarrollo: que aparecen más tarde en la infancia
• adquiridas: causadas por lesiones o enfermedades que no estaban presentes al nacer

Las deformidades congénitas más comunes son el labio leporino y el paladar hendido, el pie zambo, la espina bífida y las deformidades de la columna vertebral como la escoliosis, la cifosis y la hiperlordosis.

La mayoría de las deformidades congénitas están causadas por una codificación genética anormal, pero algunas pueden deberse a infecciones o factores ambientales -como el abuso del alcohol- que afectan a la madre y al feto durante el embarazo.

Las deformidades congénitas pueden ser de leves a graves. Las deformidades leves pueden no ser visibles ni causar ningún síntoma. En los casos graves, las deformidades pueden ser fácilmente visibles, causar dolor, interferir con el movimiento y el funcionamiento de las partes del cuerpo afectadas y afectar negativamente a la imagen que se tiene de sí mismo.

El tratamiento depende de la deformidad específica y a menudo incluye la cirugía o el uso de dispositivos correctivos como corsés para la espalda y escayolas para las piernas.

Tenga en cuenta

Muchas deformidades congénitas no se ven, no causan ningún problema y nunca necesitan tratamiento. Otras responden muy bien al tratamiento, sobre todo si éste se inicia en cuanto el médico considera que el bebé está preparado para ello. El labio leporino y el paladar hendido, por ejemplo, pueden corregirse mediante cirugía; y las deformidades de la columna vertebral y los pies zambos a menudo pueden realinearse con éxito mediante corsés y yesos.

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