Desata el Evangelio

Jerusalén: Las multitudes se reúnen en Pentecostés

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Hechos 2:1-41

Un extracto: (Pedro dijo:) “Sepan, pues, con certeza toda la casa de Israel que Dios lo ha hecho Señor y Mesías, a este Jesús a quien ustedes crucificaron.” Al oír esto, se sintieron conmovidos y preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles: “¿Qué debemos hacer, hermanos míos?”. Pedro les dijo: “Arrepiéntanse y bautícense cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para el perdón de sus pecados; y recibirán el don del Espíritu Santo.”

Reflexiona

¿Están mis ojos y mis oídos abiertos a las señales y los prodigios que Dios está realizando hoy? Rezo para estar lleno del Espíritu Santo y del fuego del amor de Dios? ¿Estoy dispuesto a dejarme vaciar de todo lo que no es de Dios para poder ser llenado por Dios? ¿Suplico al Espíritu Santo un nuevo lenguaje y palabras para contar la Buena Nueva de lo que Jesús ha hecho por mí? ¿Escucho con atención los “poderosos actos de Dios” en las vidas de los demás, o me apresuro a descartar sus experiencias como si “hubieran tomado demasiado vino nuevo”? ¿Me llega la Buena Nueva al corazón?

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