También dio a la gente un cuestionario en el que podían indicar sus propias elecciones conscientes entre sordera o ceguera. También había preguntas sociales y de la sociedad, así como preguntas personales con las que podían explicar sus elecciones. Kayleigh: “El cerebro humano tiene que tomar decisiones y consideraciones todo el tiempo. Algunas son conscientes, como por ejemplo: ‘No podría hacer bien mi trabajo si fuera ciego, así que elijo la sordera’. Otros factores pueden ser más inconscientes. Por ejemplo, alguien con un sistema auditivo relativamente fuerte puede elegir la ceguera sin ser consciente de que está ligada a la calidad de su audición”.
El enfoque de Kayleigh es modernizador porque combina la investigación social y neurológica: “Se pueden inventar todo tipo de razones para explicar por qué se piensa de determinada manera sobre la sordera o la ceguera, pero el principio de la neuropsicología es: el comportamiento proviene del cerebro. ¿Cómo influyen los procesos inconscientes en tus elecciones y respuestas conscientes a un cuestionario de este tipo?”
¿Aprende joven, aprende justo?
Actualmente está analizando sus resultados, pero Kayleigh ya notó una tendencia durante la fase de pruebas: “La mayoría de la gente elige la sordera. Y me di cuenta de que las personas que preferían ser ciegas solían ser, por ejemplo, músicos”. Hizo una buena dispersión entre las distintas categorías de edad: “Una pregunta importante en mi investigación es: ¿cambia tu elección a medida que envejeces? Cuanto más joven se empiece, mejor. Se puede aprender mucho precisamente de esa evolución. Puedes, por ejemplo, intervenir si hay problemas si sabes cómo funciona la relación entre el cerebro y el comportamiento”.