5.2: Disonancia cognitiva
Los psicólogos sociales han documentado que sentirse bien con uno mismo y mantener una autoestima positiva es un poderoso motivador del comportamiento humano (Tavris & Aronson, 2008). En los Estados Unidos, los miembros de la cultura predominante suelen pensar muy bien de sí mismos y se ven como buenas personas que están por encima de la media en muchos rasgos deseables (Ehrlinger, Gilovich, & Ross, 2005). A menudo, nuestro comportamiento, actitudes y creencias se ven afectados cuando experimentamos una amenaza a nuestra autoestima o autoimagen positiva. El psicólogo Leon Festinger (1957) definió la disonancia cognitiva como el malestar psicológico que surge de mantener dos o más actitudes, comportamientos o cogniciones (pensamientos, creencias u opiniones) inconsistentes. La teoría de la disonancia cognitiva de Festinger afirma que cuando experimentamos un conflicto en nuestros comportamientos, actitudes o creencias que va en contra de nuestra autopercepción positiva, experimentamos malestar psicológico (disonancia). Por ejemplo, si uno cree que fumar es malo para la salud pero sigue fumando, experimenta un conflicto entre su creencia y su comportamiento.
Investigaciones posteriores documentaron que sólo las cogniciones conflictivas que amenazan la imagen positiva de los individuos causan disonancia (Greenwald & Ronis, 1978). Investigaciones adicionales encontraron que la disonancia no sólo es psicológicamente incómoda sino que también puede causar excitación fisiológica (Croyle & Cooper, 1983) y activar regiones del cerebro importantes en las emociones y el funcionamiento cognitivo (van Veen, Krug, Schooler, & Carter, 2009). Cuando experimentamos disonancia cognitiva, estamos motivados para disminuirla porque es psicológica, física y mentalmente incómoda. Podemos reducir la disonancia cognitiva alineando nuestras cogniciones, actitudes y conductas, es decir, haciéndolas armoniosas. Esto puede hacerse de diferentes maneras, como:
- cambiar nuestra conducta discrepante (p. ej., dejar de fumar),
- cambiar nuestras cogniciones mediante la racionalización o la negación (p. ej., decirnos a nosotros mismos que los riesgos para la salud pueden reducirse fumando cigarrillos con filtro),
- añadir una nueva cognición (p. ej, “Fumar suprime mi apetito para que no tenga sobrepeso, lo que es bueno para mi salud”).
Más ejemplos, por favor.
Un ejemplo clásico de disonancia cognitiva es el de John, un joven de 20 años que se alista en el ejército. Durante el campamento de entrenamiento le despiertan a las 5:00 de la mañana, le privan crónicamente del sueño, le gritan, le cubren de picaduras de pulgas de arena, le golpean físicamente y le agotan mentalmente. La cosa se pone peor. Los reclutas que llegan a la semana 11 del campo de entrenamiento tienen que hacer 54 horas de entrenamiento continuo.
No es sorprendente que John se sienta miserable. A nadie le gusta ser miserable. En este tipo de situaciones, las personas pueden cambiar sus creencias, sus actitudes o sus comportamientos. La última opción, un cambio de comportamiento, no está disponible para John. Ha firmado para el ejército durante cuatro años y no puede dejarlo legalmente.
Si Juan sigue pensando en lo miserable que es, van a ser cuatro años muy largos. Estará en un estado constante de disonancia cognitiva. Como alternativa a esta miseria, Juan puede cambiar sus creencias o actitudes. Puede decirse a sí mismo: “Me estoy volviendo más fuerte, más sano y más agudo. Estoy aprendiendo disciplina y a defenderme a mí mismo y a mi país. Lo que estoy haciendo es realmente importante”. Si esta es su creencia, se dará cuenta de que se está haciendo más fuerte a través de sus desafíos. Entonces se sentirá mejor y no experimentará disonancia cognitiva, que es un estado incómodo.
El efecto de la iniciación
El ejemplo militar demuestra la observación de que una iniciación difícil en un grupo influye en que nos guste más el grupo, debido a la justificación del esfuerzo. No queremos haber perdido tiempo y esfuerzo para entrar en un grupo que finalmente abandonamos. Un experimento clásico de Aronson y Mills (1959) demostró este efecto de justificación del esfuerzo. Los estudiantes universitarios se ofrecieron como voluntarios para unirse a un grupo del campus que se reuniría regularmente para discutir la psicología del sexo. Los participantes fueron asignados al azar a una de las tres condiciones: ninguna iniciación, una iniciación fácil y una iniciación difícil en el grupo. Después de participar en el primer debate, que se hizo deliberadamente muy aburrido, los participantes valoraron cuánto les gustaba el grupo. Los participantes que se sometieron a un proceso de iniciación difícil para unirse al grupo valoraron el grupo de forma más favorable que los participantes con una iniciación fácil o sin iniciación.
Efectos similares pueden verse en un estudio más reciente sobre cómo el esfuerzo de los estudiantes afecta a las evaluaciones del curso. Heckert, Latier, Ringwald-Burton y Drazen (2006) encuestaron a 463 estudiantes universitarios matriculados en cursos de una universidad del medio oeste sobre la cantidad de esfuerzo que sus cursos les exigían. Además, se pidió a los estudiantes que evaluaran varios aspectos del curso. Teniendo en cuenta lo que acaban de leer, no les sorprenderá que los cursos que estaban asociados a un mayor nivel de esfuerzo fueran evaluados como más valiosos que los que no lo estaban. Además, los estudiantes indicaron que aprendían más en los cursos que requerían más esfuerzo, independientemente de las calificaciones que recibían en esos cursos (Heckert et al., 2006).
Además del clásico ejemplo militar y de la iniciación en grupo, ¿se te ocurren otros ejemplos de disonancia cognitiva? Aquí tienes uno: Marco y María viven en el condado de Fairfield, Connecticut, que es una de las zonas más ricas de Estados Unidos y tiene un coste de vida muy elevado. Marco trabaja a distancia desde su casa y María no trabaja fuera de ella. Alquilan una casa muy pequeña por más de 3.000 dólares al mes. María compra ropa en tiendas de consignación y ahorra en lo que puede. Se quejan de que nunca tienen dinero y de que no pueden comprar nada nuevo. Cuando se les pregunta por qué no se mudan a un lugar menos caro, ya que Marco trabaja a distancia, responden que el condado de Fairfield es precioso, que les encantan las playas y que se sienten cómodos allí. ¿Cómo se aplica la teoría de la disonancia cognitiva a las elecciones de Marco y María?