El término electrocirugía (también llamada cirugía de radiofrecuencia) se refiere al paso de corriente eléctrica alterna de alta frecuencia a través de los tejidos para conseguir un efecto quirúrgico específico. Aunque el mecanismo que subyace a la electrocirugía no se conoce por completo, la producción de calor y el daño tisular térmico son responsables de al menos la mayoría -si no todos- los efectos tisulares de la electrocirugía. Junto al electrodo activo, la resistencia del tejido al paso de la corriente convierte la energía eléctrica en calor. La única variable que determina los efectos tisulares finales de una corriente es la profundidad y la velocidad a la que se produce el calor. La electrocoagulación se produce cuando el tejido se calienta por debajo del punto de ebullición y sufre una desnaturalización térmica. Un lento aumento adicional de la temperatura conduce a la vaporización del contenido de agua en el tejido coagulado y al secado del tejido, un proceso denominado desecación. Un aumento repentino de la temperatura del tejido por encima del punto de ebullición provoca una rápida vaporización explosiva del contenido de agua en el tejido adyacente al electrodo, lo que conduce a la fragmentación del tejido y al corte.
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