El partido de la Rose Bowl de 2021 se ha trasladado de Pasadena a Texas, dejando al sur de California sin su principal evento deportivo del día de Año Nuevo por primera vez desde 1942.
Los funcionarios anunciaron el sábado que el partido -una semifinal de los playoffs de fútbol americano universitario- se jugará en el estadio AT&T de Arlington, Texas, el 1 de enero. La decisión se basó en “el creciente número de casos de COVID-19 en el sur de California, junto con la imposibilidad de acoger a los jugadores y entrenadores invitados en cualquier partido en California”, según un comunicado del Torneo de las Rosas de Pasadena.
“Sabemos que la decisión no fue fácil de tomar”, dijo David Eads, director ejecutivo del Torneo de las Rosas. “Si bien seguimos confiando en que se podría haber jugado un partido en el estadio Rose Bowl, como es evidente en los otros partidos universitarios y profesionales que se celebran en la región, la proyección de los casos de COVID-19 en la región ha seguido una tendencia al alza”.
El Torneo de las Rosas recibió a finales de la semana pasada la noticia de que el estado de California no haría una excepción especial para los invitados de los jugadores al partido. Desde marzo, todos los eventos deportivos disputados en California no han podido acoger a los espectadores y a las familias de los participantes.
El Torneo de las Rosas de Pasadena hizo su primera petición de una excepción especial para el Rose Bowl en noviembre e hizo una segunda solicitud al estado en diciembre. Ambas solicitudes fueron denegadas.
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“Estamos muy agradecidos a los funcionarios del Rose Bowl y a la ciudad de Pasadena. Han trabajado duro para escuchar las preocupaciones de la CFP, los equipos que podrían haber jugado allí y sus funcionarios estatales y gubernamentales”, dijo Bill Hancock, director ejecutivo del College Football Playoff.
El partido entre Alabama, primero en la clasificación final del College Football Playoff publicada el domingo, y Notre Dame, cuarto clasificado, se conocerá como el Rose Bowl presentado por Capital One.
El nombre Rose Bowl es copropiedad del Torneo de las Rosas de Pasadena y de la ciudad de Pasadena.
Desde la temporada de fútbol universitario de 2014, el Rose Bowl forma parte del sistema de los Playoffs de Fútbol Universitario, sirviendo como partido de semifinales cada tres años.
La semifinal Alabama-Notre Dame se colocó en Arlington porque se permitirá la asistencia de 16,000 aficionados al juego y 3,000 en la otra semifinal, el Sugar Bowl en Nueva Orleans, dijo el presidente del Comité de Selección Gary Barta a ESPN.
Los protocolos del College Football Playoff incluyen no perjudicar al equipo mejor clasificado, por lo que los Crimson Tide jugarán en la Rose Bowl y no en la Sugar Bowl.
La tasa actual de positividad en las pruebas de COVID-19 durante siete días en el condado de Tarrant (sede del estadio AT&T) es del 17%, según el sitio web de ese condado. La tasa actual del condado de Los Ángeles es del 14,7%.
El Rose Bowl es el partido de tazón más antiguo. El primer partido se jugó en enero de 1902, y la tradición anual comenzó en 1916. Desde 1923 el partido se ha jugado al principio o cerca del principio de cada año en el estadio Rose Bowl de Pasadena, con la excepción de 1942, cuando se trasladó a Durham, Carolina del Norte, por razones de seguridad durante la Segunda Guerra Mundial.
Mientras tanto, la USC anunció el sábado que renunciará a participar en un partido de tazón esta postemporada. Los Trojans perdieron ante Oregón, 31-24, el viernes por la noche en el Juego del Campeonato de Fútbol de la Pac-12, dejando su récord en 5-1.
La decisión se tomó tras una recomendación del equipo médico de la USC y las discusiones con el consejo de liderazgo de fútbol de los Trojans. El programa de fútbol americano ha experimentado un aumento de casos de COVID-19 entre sus jugadores y personal recientemente, incluyendo casos positivos esta semana pasada.
“Estoy increíblemente inspirado por nuestros jugadores y los sacrificios que hicieron estos últimos seis meses para jugar el juego que aman”, dijo el entrenador de los Troyanos, Clay Helton. “Hicieron todo lo que les pedimos para cumplir con las desafiantes pautas que tenían que seguir para mantenerse seguros y bien, ya sea con pruebas diarias o manteniéndose distantes de la familia y los amigos o entrenando de maneras menos que ideales.
“No ha sido fácil… Todos compartimos el deseo de mantenernos sanos y estar con nuestros seres queridos durante las vacaciones y apoyo plenamente esta decisión colectiva.”
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