El presidente afgano Ashraf Ghani y su rival en las disputadas elecciones presidenciales del país, Abdullah Abdullah, firmaron el domingo un acuerdo para compartir el poder que pone fin a meses de estancamiento político en el país devastado por la guerra.
Abdullah se ha comprometido a dirigir el proceso de paz con los talibanes, mientras que Ghani dirigirá Afganistán como presidente.
El acuerdo se cerró el domingo por la tarde, y ambas partes acordaron quiénes supervisarían algunos ministerios clave, según Sediq Sediqqi, portavoz de Ghani.
“El doctor Abdullah dirigirá la Alta Comisión de Reconciliación Nacional y los miembros de su equipo serán incluidos en el gabinete”, escribió en Twitter.
Un portavoz de Abdullah citado por la agencia de prensa alemana DPA dijo que el oftalmólogo de 59 años tendría una participación del 50% en el gobierno, que abarcaría ministerios, direcciones independientes y provincias.
No estaba claro de inmediato qué cargos ministeriales asumiría el equipo de Abdullah. Sin embargo, durante el proceso de negociación, había presionado para obtener el control de una cartera importante como la de finanzas o la de asuntos exteriores.
El secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, también celebró el acuerdo del domingo. “El secretario Pompeo señaló que lamentaba el tiempo perdido durante el impasse político”, dijo la portavoz del Departamento de Estado, Morgan Ortagus, en un comunicado.
“Reiteró que la prioridad para Estados Unidos sigue siendo un acuerdo político para poner fin al conflicto y acogió con satisfacción el compromiso de los dos líderes de actuar de inmediato en apoyo de la pronta entrada en las negociaciones intraafganas”.
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Ghani y Abdullah se adjudicaron la victoria tras las elecciones presidenciales del pasado septiembre. Ghani fue declarado ganador oficial, pero los comicios se vieron afectados por sucesivos retrasos y denuncias de fraude electoral, según la comisión de quejas electorales del país.
En marzo, ambos hombres celebraron ceremonias de investidura presidencial paralelas en el recinto del palacio presidencial de Kabul. El estancamiento político había llevado a Estados Unidos a recortar 1.000 millones de dólares (925 millones de euros) de ayuda a Afganistán. No estaba claro si esa financiación se restablecería tras el acuerdo del domingo.
Las luchas internas también han complicado los intentos de alcanzar un acuerdo de paz con los talibanes para poner fin a los 19 años de guerra en Afganistán. Washington firmó un acuerdo con el grupo en marzo, en el que se estipulaba que Estados Unidos y sus aliados extranjeros retirarían todas sus fuerzas a principios del próximo año. A cambio, los talibanes se comprometieron a no atacar a las tropas extranjeras, pero han seguido enfrentándose a las fuerzas afganas.
Las conversaciones de paz con los talibanes debían comenzar en marzo, pero el enviado especial de EEUU, Zalmay Khalilzad, dijo el viernes que se estaba discutiendo una nueva fecha.
kp, nm/aw (Reuters, AFP)