Un embarazo múltiple es aquel en el que se desarrolla más de un feto. Esto se produce como resultado de la fecundación de dos o más óvulos, o cuando un óvulo se divide, dando lugar en este caso a gemelos, genéticamente idénticos.
Los gemelos pueden ser monocigóticos, en cuyo caso son idénticos, o dicigóticos. Los monocigóticos proceden de un solo óvulo que se ha dividido en dos partes que han seguido desarrollándose por separado hasta formar a dos bebés genéticamente idénticos, del mismo sexo y físicamente muy similares.
Los gemelos dicigóticos, por el contrario, son el resultado de una fecundación múltiple, es decir, que la madre tenía más de un óvulo, y que estos óvulos fueron fecundados por distintos espermatozoides por lo que, aunque se concibieran al mismo tiempo, son bebés totalmente distintos, que podrían ser del mismo sexo, o no, y cuyo parecido físico es semejante al de los hermanos nacidos en fechas diferentes.
Aunque es poco común, y resulta peligroso, tanto para la madre como para los bebés, puede ocurrir también que haya tres, cuatro, cinco embriones, o incluso más (esto es especialmente raro). En este caso los bebés también pueden ser genéticamente idénticos, diferentes, o una combinación de ambos tipos.
Factores que influyen para que se produzca un embarazo múltiple
En las dos últimas décadas se ha producido un aumento espectacular de embarazos múltiples a consecuencia, sobre todo, del uso extensivo de técnicas de fertilidad. Existen diversos factores que influyen en que se produzca un embarazo de este tipo:
- Genética: los antecedentes familiares de embarazo múltiple aumentan las posibilidades de que se repita.
- Embarazo tardío: a mayor edad la mujer tiene más probabilidad de una doble ovulación, especialmente entre los 30 y los 35 años.
- Embarazos previos: si la mujer ha tenido varios embarazos, la posibilidad de tener mellizos aumenta.
- Tratamientos de fertilidad: los medicamentos que se administran para mejorar la fertilidad, que estimulan a los ovarios para que produzcan múltiples óvulos, y las técnicas de reproducción asistida, en las que se transfieren al útero varios embriones (como la fecundación in vitro), incrementan considerablemente la incidencia de embarazo múltiple.
Los embarazos múltiples se consideran de alto riesgo, tanto para la madre como para los fetos. Cuando hay más de dos embriones, especialmente a partir de cuatro, a veces se aconseja a los padres una reducción embrionaria, que consiste en inyectar una sustancia en uno o más embriones para eliminarlos y facilitar así la viabilidad del resto. Lo mejor, no obstante, es evitar un gran número de embriones para no tener que recurrir a esta medida; por ejemplo, no implantar más de dos óvulos fecundados en el útero cuando se utiliza el método in vitro.