FirstCry Parenting

En este artículo

¿Su niño pequeño se siente inquieto y de mal humor cuando los extraños intentan cargarlo? Su hijo pequeño se siente malhumorado en los eventos sociales? ¿Su hijo se siente agotado después de un largo día, lleno de aprendizaje y juego? Entonces es probable que su hijo esté reaccionando a la sobreestimulación.

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Efectos de la sobreestimulación

En términos generales, existen dos tipos de efectos de la sobreestimulación en los niños; uno es físico y el otro es conductual. Estos efectos se manifiestan de las siguientes maneras:

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Efectos físicos de la sobreestimulación

1. Color

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La piel del niño puede parecer pálida o de un rojo intenso.

2. Respiración

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Observará cambios en la respiración, de lenta y regular a rápida y entrecortada.

3. Movimiento

El movimiento cambia de movimientos suaves a sacudidas y temblores.

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Efectos conductuales de la sobreestimulación

1. El niño empieza a apartar repentinamente la mirada de sus padres y cuidadores y a mirar al espacio.

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2. Apagarse

Alejarse repetidamente cuando se intenta atraerlo.

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3. Apagarse

En caso de sobreestimulación persistente, los niños pueden pasar repentinamente del estado de alerta al estado de somnolencia.

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Cuestiones de sobreestimulación

Cansados y malhumorados

Los niños sobreestimulados tienden a estar malhumorados o cansados. Son propensos a llorar mucho más de lo habitual.

Rechazo

Cuando se sienten molestos o agobiados pueden girar la cabeza y alejarse de ti.

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Movimientos espasmódicos

Los movimientos del bebé pueden ser espasmódicos.

Lenguaje corporal agresivo

Los puños cerrados, los brazos agitados o las patadas son el signo común de esto.

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Problemas de comportamiento

Puede experimentar problemas de comportamiento como rabietas, entrar en un caparazón, negarse a cooperar, negarse a participar incluso en actividades que de otro modo encuentran placenteras.

Problemas de conducta

Cómo afrontar la sobreestimulación

Proporcionar un entorno tranquilo a un niño sobreestimulado es la mejor manera. Llévelo a un lugar tranquilo para ayudar al proceso de calma. Envolver a los recién nacidos ayuda ya que reduce las sensaciones físicas. Llevar al bebé en brazos también resulta útil. En el caso de los niños pequeños, es conveniente escuchar a tu hijo para entender lo que siente. Esto te ayudará a encontrar las mejores soluciones para tratar el problema.
Incluso si tu hijo no habla, puedes estar atento a los sutiles signos corporales y de comportamiento de la sobreestimulación. Puedes aumentar el apoyo envolviendo al bebé, balanceándolo suavemente o animándole a chupar algo como un chupete, tu pecho o un dedo. También puedes reducir la estimulación hablándole en voz más baja y manteniendo al bebé quieto durante unos minutos. Estas técnicas deberían ayudar a tu hijo a calmarse.
Cuando pruebes estas intervenciones, notarás inmediatamente que el color de la piel de tu hijo vuelve a la normalidad, los movimientos espasmódicos cesan y la respiración se vuelve más regular. Todos los niños experimentan una sobreestimulación en algún momento. La clave para tratar el problema es estar atento y trabajar para calmar a tu hijo.

Este post fue modificado por última vez el 10 enero, 2019 10:19 am

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