Otras consideraciones
La FA es frecuente en quienes presentan IC. En parte, esto se debe a que la prevalencia de la FA aumenta bruscamente a partir de los 70 años. Los pacientes con FA son más propensos a presentar IC, ya que se pierde el empuje auricular coordinado de la sangre hacia los ventrículos, lo que significa que es probable que el gasto cardíaco disminuya. La reducción del gasto cardíaco puede llegar a ser del 30%, lo que puede tener un impacto significativo en los pacientes cuyo corazón ya está en dificultades debido a la IC. Un estudio reciente ha sugerido que la ablación por catéter de la FA en pacientes con IC-FEr puede reducir la mortalidad y los ingresos por IC. Sin embargo, queda por ver si este ensayo se trasladará a la práctica clínica en general.
Se ha demostrado que la optimización del control de la glucosa en pacientes con diabetes reduce las complicaciones microvasculares pero no las macrovasculares. Más recientemente, la empagliflozina, un inhibidor del cotransportador de sodio-glucosa 2 (SGLT2), fue el primero en demostrar una reducción de la mortalidad cardiovascular. También se observó que reducía las hospitalizaciones por IC. Aunque no hay resultados que analicen específicamente la asignación aleatoria de pacientes con IC a un inhibidor de SGLT2, la señal de que estos agentes pueden reducir las hospitalizaciones y la mortalidad cardiovascular es atractiva, especialmente si los pacientes no logran alcanzar los objetivos de glucosa en sangre.
Resumen
Es probable que haya un aumento considerable de pacientes que presenten IC en la próxima década, a medida que la población envejezca. Los farmacéuticos pueden ayudar a minimizar la carga de la IC, tanto en términos de recursos del SNS como de morbilidad y mortalidad de los pacientes, no sólo asegurando que los pacientes con ICrEF estén optimizados con dosis máximas toleradas de medicación basada en la evidencia, sino ayudando a los pacientes a implementar cambios adecuados en su estilo de vida. Estos incluyen dejar de fumar, hacer cambios en la dieta, perder peso, aumentar la actividad física (con el objetivo de hacer al menos 30 minutos de ejercicio la mayoría de los días de la semana) y moderar el consumo de alcohol por debajo de los límites recomendados.
También se debe aconsejar a los pacientes sobre los principios de autocuidado, para que sean capaces de reconocer el empeoramiento de los síntomas de disnea, edema, aumento repentino de peso y síntomas nocturnos como un empeoramiento de los síntomas de la IC.
Todavía hay un largo camino por recorrer para mejorar los resultados de los pacientes con IC, a pesar del éxito de sacubitrilo valsartán. Además, existe una gran oportunidad para mejorar la dosificación de la medicación pronóstica para la IC, ya que muchos pacientes, a pesar de estar recibiendo IECAs, BBs y ARMs, rara vez se titulan a dosis basadas en la evidencia en la práctica.
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