La información clave que Harry recibe de Snape es que un fragmento del alma de Voldemort está alojado en el interior de Harry, y que la única forma de desalojarlo, y por tanto de evitar que Voldemort regrese de nuevo, es que éste mate a Harry. Dumbledore ha encargado a Snape que transmita este mensaje, una vez que Voldemort deje de enviar a Nagini a hacer sus recados, para mantenerla cerca y protegida mágicamente. En realidad, éste es un eslabón de la cadena que casi falla. Aunque Dumbledore suele planear el fracaso ocasional, de alguna manera había asumido que, una vez que Voldemort había empezado a proteger a Nagini, Snape seguiría teniendo la libertad de movimiento necesaria para poder transmitir el mensaje a Harry. Evidentemente, Dumbledore no había sido consciente ni de que Voldemort mataría tan a la ligera a su principal lugarteniente, ni de que la animosidad entre Snape y Harry aumentaría con la muerte de Dumbledore hasta el punto de que Harry habría matado a Snape si hubiera tenido la oportunidad. Si Harry no hubiera estado presente en la muerte de Snape, o si no se le hubiera impedido matar a Snape por la presencia de Voldemort y Nagini, el mensaje nunca se habría transmitido, y la única esquirla de alma que quedaba habría permanecido, anclando a Voldemort a la tierra y a Harry.
Sin embargo, varias piezas adicionales de la memoria de Snape vienen junto con ese único hecho. Evidentemente, Snape siente la necesidad de explicarse a sí mismo y a sus acciones. Nos enteramos de que Snape había actuado por amor no correspondido hacia la madre de Harry, Lily Evans. Es probable que fuera necesario que Snape incluyera ese antecedente; no es seguro que Harry le hubiera creído, incluso teniendo en cuenta los recuerdos, si no hubiera tenido esa información sobre por qué Snape había actuado como lo hizo. Sin esa información, los lazos que unen a Snape con la Orden del Fénix parecen demasiado tenues para hacernos creer en ellos, y seguiríamos creyendo, como ha hecho Harry, que la primera lealtad de Snape es hacia Voldemort. Dada esa creencia, cualquier cosa que Snape pudiera decir sería vista como un servicio a los intereses de Voldemort, más que a los de Harry. Harry, al sentir que Snape había engañado a los pobres, confiando en Dumbledore como en todos los demás, desconfiaría igualmente de cualquier cosa que Snape le dijera a Dumbledore, lo que hace que los recuerdos de las discusiones entre Snape y Dumbledore sean también totalmente sospechosos.
Harry, al haber visto estos recuerdos, reconoce que Snape era un mago fuerte, fiel a la palabra dada por muy desagradables que fueran las tareas que se le asignaban, y que actuaba en todo momento en beneficio de Harry, a petición de Dumbledore. Como descubriremos en el epílogo, Harry acaba poniendo a uno de sus hijos el nombre de Snape y de Dumbledore.