LA INCIDENCIA de la herniación del estómago a través del hiato esofágico del diafragma ha sido informada de forma variada, con cifras tan altas como el 50 o el 60% de la población adulta (3, 4). La incidencia varía según el examinador y su técnica. Si se admite que la incidencia de las hernias es elevada, resulta interesante saber cuántas de ellas tienen realmente importancia clínica. Para ayudar a responder a esta pregunta, se evaluó a 1.027 pacientes consecutivos remitidos para exámenes gastrointestinales superiores, excluyendo sólo a unos pocos ancianos o enfermos, para detectar hernias de hiato y (utilizando la prueba del sifón de agua) el reflujo gastroesofágico.
Antes del examen radiológico, pedimos a cada paciente que respondiera a un cuestionario en un intento de evaluar los síntomas declarados. Para simplificar y facilitar el análisis, hicimos un cuestionario de “sí” o “no”, como se muestra en la TABLA 1. Los resultados se analizaron estadísticamente, utilizando los siguientes criterios para hacer el diagnóstico de hernia de hiato: (a) anillo esofágico inferior descrito por Schatzki visto por encima del diafragma; (b) deslizamiento libre de la mucosa gástrica a través del hiato diafragmático y, por tanto, por encima del diafragma; (c) un hiato grande (más de 2,5 em) en el diafragma, y (d) la retención de bario por encima del diafragma en esta bolsa a pesar de la actividad peristáltica en el esófago.
Se emplearon las siguientes pruebas para demostrar la hernia de hiato o el reflujo gastroesofágico en cada paciente:
Prueba 1: Tras la ingestión de 8 onzas de bario, se colocó al paciente en posición supina de Trendelenburg (al menos 15°) y se observó la unión esofagogástrica.
Prueba 2: Mientras estaba en posición supina, se pidió al paciente que levantara las piernas; se observó de nuevo la unión esofagogástrica.
Prueba 3: Con el paciente en posición horizontal, se estudió la unión en la posición oblicua anterior derecha en decúbito prono después de una ingestión de bario.
Prueba 4: Se interpuso un bloque de balsa redondo (Fig. 1) en la región abdominal entre el paciente en decúbito prono y la mesa. Este bloque era lo suficientemente grueso como para eliminar la curva lumbar lordótica habitual en la mayoría de los pacientes. A continuación, se administró al paciente una única ingesta de bario. Se utilizó un bloque de bario idéntico para todos los exámenes a fin de estandarizarlos. Este procedimiento bastante riguroso, realizado inicialmente en los propios autores, fue tolerado por casi todos los pacientes sin grandes molestias.
Prueba 5: El reflujo gastroesofágico se estudió mediante la prueba del “sifón de agua” (maniobra de Carvalho) (1).
Cuando el paciente está en posición oblicua posterior derecha en decúbito supino, el bario del estómago retrocede contra el orificio esofágico. Si el paciente traga agua, cualquier material opaco que se vea en el esófago debe proceder del estómago. La prueba es positiva cuando aparece dicho medio de contraste (excluyendo restos diminutos que vuelven inmediatamente al estómago).