La escena es a la vez espeluznante y hermosa cuando estos cachalotes se ponen boca abajo -como si estuvieran preparados para iniciar una inmersión- y se echan una siesta con su manada. Colgados e inmóviles en el agua hasta 12 minutos (un tiempo breve comparado con sus inmersiones de una sola respiración que pueden durar hasta 90 minutos), estos gentiles gigantes son capaces de dormir la siesta con la mitad de sus cerebros apagados, un acto que es común entre los cetáceos. Al apagar sólo la mitad del cerebro, las ballenas se aseguran de estar concentradas tanto en el descanso como en la respiración.

A diferencia de los sistemas respiratorios de los seres humanos, el sistema respiratorio de un delfín o una ballena es voluntario, lo que significa que los cetáceos deben mantener al menos una parte de sus cerebros despiertos para “activar” cada respiración. Cuelgan verticalmente en la superficie del agua para tener un acceso rápido y fácil al oxígeno cuando lo necesitan.

Las ballenas pasan alrededor del 7,1 por ciento de su tiempo dormido, y en una nota súper interesante, los científicos han descubierto que las ballenas incluso muestran signos de sueño REM (o la fase del sueño en los seres humanos que coordina con el sueño)!