Incluso si no sabe mucho sobre la sangre, probablemente sepa que es importante y que algo realmente malo sucedería si sus órganos principales no la recibieran. Los médicos lo saben desde hace mucho tiempo y tienen un término específico para cuando se impide que la sangre llegue a donde tiene que llegar. Los expertos médicos se han referido a esta condición como isquemia desde al menos el año 1800. La palabra isquemia procede del griego ischein, que significa “suprimir”, y del sufijo -emia, que se utiliza en términos relacionados con la sangre (como anemia).
La isquemia es una escasez de suministro de sangre debido a que algo impide que la cantidad adecuada de sangre llegue a su destino. Esto puede ocurrir por diversas razones, pero una de las más comunes es la acumulación de colesterol o grasa en las arterias (los conductos del cuerpo que llevan la sangre a donde debe ir). Esto hace que las arterias se estrechen o se obstruyan por completo (en forma de coágulo sanguíneo).
La isquemia puede producirse en cualquier lugar del cuerpo por el que circule la sangre, pero es un problema grave independientemente de dónde se produzca. La razón por la que la isquemia es tan grave es que la sangre transporta importantes proteínas y oxígeno a los tejidos y órganos. Si se interrumpe el suministro de estos nutrientes, los órganos principales sufrirán deficiencias, serán incapaces de realizar el metabolismo celular y acabarán muriendo. Los síntomas de la isquemia suelen estar relacionados con el órgano o la zona a la que le falta sangre. La isquemia cerebral (del cerebro) puede causar ceguera o inconsciencia. Los síntomas de la isquemia miocárdica (del corazón) incluyen dolor en el pecho, náuseas y fatiga.
Los problemas de salud causados por la isquemia pueden ir desde un increíble dolor en las extremidades hasta emergencias médicas que ponen en peligro la vida, como ataques cardíacos o accidentes cerebrovasculares. La isquemia no es fácil de tratar y a menudo requiere una cirugía mayor o un cambio importante en el estilo de vida para resolver los problemas actuales o prevenir cualquier problema de salud futuro.