Ivermectina oral para tratar la rosácea papulopustular en un paciente inmunocompetente | Actas Dermo-Sifiliográficas

La rosácea papulopustular es una enfermedad inflamatoria crónica caracterizada por lesiones eritematosas, papulares y papulopustulares en la cara con afectación ocular variable. Diversos tratamientos antimicrobianos como la eritromicina, el metronidazol, la permetrina y las tetraciclinas orales han demostrado ser eficaces, así como los inmunomoduladores tópicos y, en casos graves, la isotretinoína oral.1 Sin embargo, a pesar del variado arsenal terapéutico disponible, la rosácea puede ser difícil de tratar en algunos pacientes.

Nuestro paciente era un hombre de 44 años que tenía rosácea facial desde los 30 años y ningún otro antecedente de interés. A lo largo de su enfermedad, el paciente había recibido tratamiento con retinoides e inmunomoduladores tópicos, cloxacilina oral y ciclos repetidos de doxiciclina, con una mejora sólo parcial y/o transitoria. La exploración física reveló un eritema difuso y un número moderado de lesiones papuloeritematosas en ambas mejillas y en el dorso de la nariz (Fig. 1A). Tras obtener el consentimiento informado del paciente, se recomendó el tratamiento con una dosis única de 250μg/kg de ivermectina por vía oral y se le indicó específicamente que no se aplicara ningún tratamiento tópico. Después de 2 semanas, se observó una mejora significativa y la enfermedad ha permanecido en remisión completa durante 6 meses después del tratamiento (Fig. 1B).

A, Aspecto clínico de las lesiones antes del tratamiento con una dosis única de ivermectina oral (250μg/kg). B, Aspecto clínico 6 meses después.
Figura 1.

A, Aspecto clínico de las lesiones antes del tratamiento con una dosis única de ivermectina oral (250μg/kg). B, Aspecto clínico 6 meses después.

(0.18MB).

La etiología y la patogénesis de la rosácea no se conocen del todo. Se cree que está causada por una combinación de factores, entre los que se incluyen el aumento de la respuesta inmunitaria, la desregulación neuroinmunitaria y las alteraciones vasorreguladoras.2 Cada vez hay más pruebas de que los ácaros Demodex desempeñan un papel en la etiología y la patogénesis de la rosácea. Se ha comprobado que la densidad de organismos Demodex es mayor en las zonas afectadas por la rosácea que en la piel sana, y se han encontrado estos ácaros en una proporción significativa de pacientes con rosácea.3 Se ha informado de una buena respuesta a los agentes acaricidas.1 Además, los ácaros Demodex han empezado a ser reconocidos como uno de los numerosos factores que desencadenan la expresión de los receptores tipo Toll 2 (TLR-2), dando lugar a la respuesta inmunitaria exacerbada que se observa en los pacientes con rosácea papulopustulosa.3 La ivermectina es un agente antiparasitario que se utiliza ampliamente desde 1988 para el tratamiento oral de la filariasis y otras infecciones parasitarias. La ivermectina no solo tiene un efecto antiparasitario, sino que también tiene un efecto inmunomodulador y antiinflamatorio al inhibir la producción de citoquinas inducida por el lipopolisacárido.4 El uso de la ivermectina tópica para el tratamiento de la rosácea fue aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos en 2014 y por la Agencia Europea del Medicamento en 2015. La ivermectina oral también se ha utilizado con éxito, sin indicación formal, en el tratamiento de la demodicosis, tanto en pacientes inmunodeprimidos5 como inmunocompetentes.6 La ivermectina oral también se ha utilizado, con resultados satisfactorios, en 2 pacientes sanos con rosácea papulopustulosa; en un caso, el paciente recibió 3mg/d durante 8 días en asociación con permetrina tópica al 5% 3 veces por semana,7 y en el otro caso, un niño con rosácea oculocutánea grave recibió una dosis única de 250μg/kg.8

La rosácea puede tratarse pero no curarse. Como todas las enfermedades crónicas, la rosácea requiere un tratamiento seguro y eficaz que consiga largos períodos de remisión. En los pacientes que han recibido ivermectina por vía oral para el tratamiento de infecciones sistémicas, los efectos adversos han sido muy escasos (

1%) en las últimas décadas y parecen estar relacionados con la carga parasitaria.9 Asimismo, no se han notificado efectos adversos graves cuando se ha administrado una dosis única (200μg/kg) para el tratamiento de la sarna.1 Sin embargo, sólo se han realizado estudios de seguridad a corto plazo y no se sabe si el tratamiento repetido es seguro. Nuestro paciente no tuvo efectos adversos y se consiguió una remisión prolongada con una sola dosis, pero se necesitan estudios prospectivos con grandes grupos de pacientes para confirmar nuestros resultados.Conflictos de intereses

Los autores declaran que no tienen conflictos de intereses.

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