KDE neon es una distribución (para simplificar, la trataremos como tal) que, si bien no tuvo el mejor de los arranques, ha terminado por convertirse en una de las más destacadas dentro del espectro GNU/Linux, cosa que ha quedado patente en nuestra encuesta para elegir la distribución más popular de 2018, siendo la primera entre las distribuciones que tienen a KDE como entorno de escritorio principal.
Cierto es que en nuestra encuesta metemos a Kubuntu como parte de Ubuntu, que Debian ofrece libertad de elección, aunque manteniendo a GNOME como referente, y que con Manjaro pasa algo parecido a Debian, pero con la diferencia de que ofrece medios instalación separados por cada entorno y con XFCE como referente. Las tres distribuciones cuentan con buenas implementaciones de Plasma 5, así que es de esperar que un porcentaje importante de sus usuarios lo utilicen. Pese a todo, sí resulta importante el hecho de que KDE neon haya superado a openSUSE, que podría ser considerada como la gran referente entre las que utilizan KDE por defecto (ofreciendo también una buena experiencia con GNOME y XFCE).
Plasma 5 vanilla y Ubuntu LTS: soporte, potencia y optimización garantizados
A estas alturas no hace falta describir las más que reconocidas virtudes de Plasma 5: “potencia”, posibilidades casi infinitas de personalización, versátil, nivel de optimización supremo, con una disposición por defecto amigable (la de Windows)… KDE neon es un producto oficial de la comunidad de KDE, así que de manera predeterminada nos encontramos con una experiencia totalmente vanilla del entorno, con Breeze como tema.
Pero el Proyecto KDE es mucho más que un entorno, también abarca muchas aplicaciones que son de las mejores dentro de su categoría en GNU/Linux, o al menos entre las que son software libre. Aquí nos encontramos con el potente gestor de fotos digiKam, el explorador de archivos Dolphin y el lector de documentos Okular, sin embargo, posiblemente las que más destaquen sean Krita y Kdenlive, no porque sean mejores cualitativamente, sino porque neon ofrece unas versiones mucho más actualizadas, depuradas y funcionales que Kubuntu (cosa que desde el miembro de la familia Ubuntu no se corrige ni con la conocida PPA Kubuntu Backports). Esto muestra a KDE neon como una gran opción para tener Plasma 5 en su última versión y para poder disfrutar de las versiones más recientes de las aplicaciones del KDE.
Tras explicar superficialmente lo que ofrece KDE neon a nivel de software (KDE y mucho KDE en última versión y experiencia vanilla), no podemos olvidarnos de la otra gran pata que sostiene a este sistema operativo: Ubuntu LTS. El basarse en las versiones de largo soporte de Ubuntu le proporciona una estabilidad suficiente para poder usarlo en entornos de producción, resultando ideal para por ejemplo el desarrollo con Ruby on Rails y cualquier entorno de programación. La actualización y mejora constante de aplicaciones como Krita y Kdenlive aportan de forma positiva en este sentido. Además, se beneficia de todo el soporte de terceros disponible para Ubuntu, ofreciendo una gran compatibilidad con las aplicaciones disponibles para GNU/Linux. Aquí se puede sumar el soporte multimedia en Opera y Vivaldi, más allá de los trillados Google Chrome y Steam.
Nos encontramos con Snap instalado y habilitado por defecto, así que desde Discover se puede obtener las aplicaciones suministradas en este formado desde la tienda oficial de Canonical. Además de Spotify, Discord, Skype y Slack, también nos encontramos con potentes aplicaciones enfocadas a entornos profesionales, como Android Studio y RubyMine. Más allá de los debates técnicos que hay en torno a los paquetes sin dependencias tradicionales, tener disponible todo este software con solo dos clics es de gran comodidad.
KDE Neon es un sistema operativo sin aditivos (o sin muchos aditivos), así que en un principio apenas consume recursos. Esto le abre la puerta a poder ser instalado en ordenadores relativamente modestos, hasta el extremo de que la cuestión para elegir entre Plasma 5 y XFCE en la actualidad no está en la potencia de la CPU y/o la cantidad de RAM, sino en la potencia de la GPU. Y a pesar de todo, tampoco es que a nivel de gráfica pida algo especialmente potente, ya que mi viejo portátil Toshiba, con una ATI Mobility Radeon HD2600 con 256 megabytes de memoria compartida, es capaz de ofrecer una experiencia que roza la perfección, solo mostrando fallos cuando se redimensiona una ventana (cosa que me ha pasado con Unity 7 y GNOME Shell en la misma gráfica), aunque por suerte los fallos a nivel de gráficos se van al soltar la ventana, así que no hay nada grave que resaltar.
Es cierto que Plasma 5 puede ser reconfigurado para no depender de la aceleración por hardware, sin embargo, es obvio que es un entorno para, al menos en su disposición predeterminada, sacarle partido a esa característica que no está bien implementada (o no se ofrece potencia suficiente) en ciertas gráficas cuando se usa Linux con ellas.
Lo que no brilla tanto de KDE neon
Como toda creación humana, KDE neon tiene sus fallos. Siendo más concretos, tiene una serie de carencias que si bien no impiden que se convierta en un sistema operativo de primer nivel, sí hacen que su experiencia pueda parecer incompleta para algunos usuarios:
- La falta de un asistente gráfico para drivers de terceros: Si bien esto no me hace falta porque utilizo una GPU AMD y Ubuntu instala por defecto los microcódigos de Intel y AMD como medida de mitigación frente a Spectre, lo cierto es que los usuarios de NVIDIA y Wi-Fi Broadcom podrían echar en falta algún asistente gráfico que les ayudara a hacer funcionar correctamente su hardware con menos pasos. Kubuntu sí cuenta con este asistente, así que a lo mejor se puede instalar.
- La falta de un asistente gráfico para instalar PPA: Otro asistente gráfico que se echa en falta. Linux Mint cuenta con una herramienta gráfica explícita para añadir repositorios PPA, mientras Ubuntu ofrece una forma implícita a través de “Software y actualizaciones”, solo necesitando copiar y pegar el código “ppa:autorppa/nombreppa” en el campo “Línea de APT:” cuando se quiere añadir un nuevo repositorio al sistema.
- ¿Un sistema no apto para los usuarios de NVIDIA?: Mezclar Plasma 5 y NVIDIA puede terminar dando resultados insatisfactorios, ya sea por bugs o cuestiones de rendimiento. Aquí no vamos a culpar a la comunidad de KDE, sino al fabricante de GPU por ofrecer unos drivers bastante cuestionables en cuanto al cumplimiento de los estándares establecidos en GNU/Linux.
- Los constantes cambios en los conjunto de Qt y KDE pueden terminar rompiendo la compatibilidad con aplicaciones y software suministrado por el repositorio oficial de Ubuntu. Los que quieran más fiabilidad y estabilidad en este sentido pueden recurrir a Kubuntu, pudiendo ver sus principales diferencias con neon en este artículo. Pese a todo, el catálogo de software de KDE tiene la calidad necesaria y es lo suficientemente variado como para mitigar este inconveniente.
- ¿Qué tal un teclado virtual de emojis?: Sí, esta no se trata de una característica vital, pero los emojis son cada vez más utilizados, por lo que la inclusión de forma nativa de algo así por parte de la comunidad de KDE sería muy de agradecer.
Conclusión
Combinar el conjunto de software de KDE actualizado y Ubuntu LTS tendría que dar como resultado uno de los mejores sistemas operativos del mundo, y sí, KDE neon cumple y hace honor sin lugar a dudas a ese reconocimiento.
Estamos ante un producto que se nutre y en buena medida aprovecha casi todas las virtudes que ofrecen sus dos grandes puntales, dando como resultado un sistema operativo de enormes posibilidades que además puede funcionar correctamente sobre una gran variedad de hardware. Eso sí, siempre y cuando la CPU sea de 64-bit, arquitectura que lleva siendo el estándar desde hace más de una década en el conjunto de instrucciones x86.
Los que busquen lo mejor de KDE sobre una base estable y un buen soporte por parte de terceros tienen en KDE neon una gran elección. Sin duda estamos ante otro caso de make Linux great again.