Los objetos fractales son estructuras complejas construidas con un procedimiento sencillo que implica muy poca información. Esto tiene un interés evidente para los seres vivos, ya que son espléndidos ejemplos de optimización para conseguir la estructura más eficiente para una serie de objetivos mediante la vía más económica. Se supone que la estructura alveolar del pulmón, la red capilar y la estructura de varias partes de la organización de las plantas superiores, como las orejas, las espigas, las umbelas, etc., son fractales y, de hecho, se pueden desarrollar funciones matemáticas basadas en algoritmos de geometría fractal para simularlas. Sin embargo, la afirmación de que una determinada estructura biológica es fractal debería implicar que el proceso iterativo de su construcción tiene un significado biológico real, es decir, que su construcción en la naturaleza se consigue mediante un único mecanismo genético, enzimático o biofísico repetido sucesivamente; por tanto, dicho proceso iterativo no debería ser sólo una herramienta matemática abstracta para reproducir ese objeto. Esta propiedad no ha sido demostrada en la actualidad para ninguna estructura biológica, ya que se desconocen en detalle los mecanismos que construyen los objetos mencionados. En este trabajo, presentamos resultados que muestran que la molécula de glucógeno podría ser la primera estructura fractal biológica real conocida.
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