Durante mucho tiempo en la Edad Media, la química fue una pseudociencia mística llevada a cabo por alquimistas cuyo objetivo era convertir metales baratos como el plomo en oro mediante misteriosos procesos químicos. Normalmente, los trabajos de los alquimistas eran místicos e incluían hechizos y pociones.

Aunque su ciencia era un poco escasa, los alquimistas mantuvieron vivos los conocimientos de los antiguos griegos al tiempo que añadían algunos toques propios. Los alquimistas islámicos, en particular, desarrollaron muchas de las técnicas de laboratorio que utilizamos hoy en día, sobre todo el uso de la destilación para purificar líquidos.

La química llega a lo grande

El primer químico moderno fue Robert Boyle (1627-1691). Aunque es más famoso por su trabajo con los gases, Boyle también fue el primero en estar en desacuerdo con la idea griega de los cuatro elementos en su libro The Skeptical Chymist (El Químico Escéptico), publicado en 1661.

A pesar de su trabajo pionero, Boyle seguía creyendo que los metales no eran realmente elementos y que eventualmente sería posible convertir un metal en otro utilizando procesos químicos. Oye, hasta los grandes a veces se equivocan.

Química moderna

Hoy en día, la química ha pasado de ser una búsqueda para hacer oro a un gran negocio con cientos de miles de químicos trabajando en todo el mundo. Sin embargo, la búsqueda de materiales valiosos sigue siendo el motor de la química moderna.

Una de las mayores áreas de investigación química actual es el desarrollo de nuevos productos farmacéuticos. Dado que la resistencia a los antibióticos es un problema creciente a la hora de tratar muchas enfermedades, se desarrollan continuamente nuevos fármacos. El tratamiento del virus del VIH ha sido revolucionado por el uso de medicamentos inhibidores de la proteasa. Los trasplantes de órganos son posibles gracias al uso de medicamentos contra el rechazo. La medicina moderna simplemente no sería posible sin la química.

De hecho, la mayoría de las cosas que hay en tu casa se benefician de una manera u otra de la práctica de la química moderna. Los alimentos que consume están coloreados, aromatizados y conservados por diversos aditivos químicos. Los productos de limpieza que utilizas para evitar que tu casa sea clausurada por el departamento de salud son fabricados en lotes industriales por grandes empresas químicas. Los insecticidas que utilizas para evitar que las cucarachas invadan tu cocina se fabrican en laboratorios gigantes. La vida moderna simplemente no sería posible sin el uso de la química.