Las 8 virtudes de la gente culta, según Chéjov

Anton Chéjov fue uno de los más grandes escritores de la literatura rusa. Sus relatos marcaron un particular antes y después en todos los países occidentales. Su mayor virtud fue que consiguió que los comportamientos de las personas y sus interacciones fueran más significativos que las propias tramas de sus historias.

Fue, por tanto, un agudo observador del comportamiento humano. Tenía la capacidad de captar una atmósfera con total realismo, destacando detalles que habrían pasado desapercibidos para otros. Su intención no era moralista pero, a pesar de ello, entre su legado se encontró una carta que escribió a su hermano mayor donde le expresaba una serie de consejos.

“La intensa cultura no enfría la pasión de los visionarios: toda su vida es la fe en la acción”

-José Ingenieros-

La carta fue escrita durante una de sus estancias en Moscú y explica lo que Chéjov considera que son las características de las personas verdaderamente cultas. También es un texto que sirve para orientarnos y guiarnos sobre las más altas virtudes del ser humano. En el siguiente blog te contaremos cuáles fueron sus consejos y compartiremos algunos segmentos del texto.

La amabilidad, una de las virtudes que Chéjov valora

Para Chéjov, las personas verdaderamente cultas “Respetan al individuo y, por tanto, son siempre indulgentes, amables, educadas y complacientes. Cuando se mudan con alguien, no actúan como si le hicieran un favor, y cuando se van, no dicen: “¡Cómo puede vivir alguien contigo!””

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Una característica distintiva de las personas muy cultas es cómo tratan a los demás. Por grandes que sean las diferencias entre una persona y otra, esto no es una excusa para dar rienda suelta al conflicto y al maltrato. De hecho, es prudente evitar el conflicto y distanciarse si las contradicciones son irreconciliables.

Empatía con los que sufren

Chekhov dice lo siguiente sobre las personas cultas: “Su compasión va más allá de los mendigos y los gatos. Les duelen hasta las cosas que no se ven a simple vista”. Esto explica que sean muy sensibles al sufrimiento de los demás, aunque no lo expresen.

Ser muy culto implica un alto nivel de comprensión hacia los que sufren. La palabra “cultura” viene del latín “cultus” que significa “cultivo del espíritu humano”. Un humano culto no es indiferente al dolor de sus semejantes.

La pulcritud en la economía

Respecto al tema de los bienes materiales, Chéjov indica que “Respetan la propiedad de los demás, y por eso pagan sus deudas.” En principio, asumir una deuda supone un acuerdo de buena fe. Una persona presta dinero a otra con la expectativa de que se lo devolverá en las condiciones y el plazo acordados.

La forma en que alguien gestiona sus deudas revela mucho sobre su personalidad. Las deudas se adquieren en circunstancias excepcionales y sobre la base de una necesidad real, y se pagan puntualmente, porque fundamentalmente lo que está en deuda es la palabra del prestatario.

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Rechazo a la mentira y al fingimiento

Sobre el tema de la mentira y la calumnia, según Chéjov, las personas verdaderamente cultas tienen las siguientes características: “Son sinceros y temen la mentira como el fuego. No mienten ni siquiera en las cosas pequeñas. Una mentira es un insulto para el oyente y lo coloca en una posición inferior a los ojos del hablante.

No se dan aires de grandeza: se comportan en la calle como en casa, no se exhiben ante sus camaradas más humildes. No son dados a balbucear ni a forzar sus confidencias no invitadas a los demás. Por respeto a los oídos ajenos, callan más que hablan”.

La mentira y el fingimiento son una forma de estafar a otros seres humanos. En cambio, la sinceridad es una forma de mostrar respeto por los demás. La autenticidad es un signo de autovaloración y dignidad. Por eso, los rumores y los chismes no deberían estar en la agenda de las personas cultas, ya que también son una forma de poner a los demás en desventaja.

Rechazo al victimismo

Para Chéjov, una persona culta se aleja de las posiciones de victimismo, que también son una faceta del engaño. Con respecto a esto, dice: No se empequeñecen para despertar la compasión. No juegan con las cuerdas del corazón de los demás para suspirar y hacerles la vida imposible.”

Desencadenar la compasión en los demás puede traer algunos beneficios aparentes en términos inmediatos. Pero, a largo plazo, resulta ser una estrategia engañosa que sólo refleja la falta de respeto que alguien tiene por sí mismo y alimenta la desconfianza en los demás.

Rechazar la vanidad y el engreimiento

Chéjov invitó a reflexionar sobre la pretensión que aparece cuando alguien tiene más dinero o poder que los demás. Sobre este punto, sugiere: “No tienen una vanidad superficial. Si hacen un céntimo no se pavonean como si hubieran hecho cien rublos, y no se jactan de tener acceso donde otros no son admitidos”.

Permitir que florezca un sentimiento de superioridad por razones tan temporales y dependientes de la suerte como el dinero y los privilegios sociales es simplemente una demostración de falta de evolución. Este tipo de personas valoran el tener por encima del ser y dependen totalmente de factores externos para valorarse.

Respeto al talento individual

Cada persona en el mundo tiene su propio talento. Gran parte de la tarea de nuestra vida se centra en descubrirlo y cultivarlo. Chéjov dice que las personas cultas: “Si tienen un talento lo respetan. Le sacrifican el descanso, las mujeres, el vino, la vanidad Están orgullosos de su talento”.

Gente culta

El talento es uno de los mayores tesoros del ser humano. No es necesario ser un artista famoso o un empresario de éxito para decir que uno tiene talento. A veces este don puede estar en cosas pequeñas, como saber valorar a los demás o tener la capacidad de comprender o ayudar fácilmente. Cuando uno descubre su propio talento, es necesario darle gran valor y luchar por desarrollarlo.

Moderación y cuidado en las acciones

Chéjov indica que las personas cultas “Desarrollan el sentimiento estético en sí mismas. Buscan, en la medida de lo posible, refrenar y ennoblecer el instinto sexual. Quieren, sobre todo si son artistas, la frescura, la elegancia, la humanidad, la capacidad de maternidad. No beben vodka a todas horas del día y de la noche, no olfatean los armarios, porque no son cerdos y saben que no lo son”

Estas declaraciones son una llamada a la moderación y una voz que rechaza los excesos físicos y biológicos. El ser humano no es un organismo, sino una persona que puede y debe dar sentido a lo que hace, incluso en los actos más básicos.

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