Cuando se habla con alguien, es útil saber en qué tipo de conversación se está. Puede hacerlo basándose en la dirección de la comunicación de una conversación (unidireccional o bidireccional) y su tono/propósito (competitivo o cooperativo).
Si está en una conversación unidireccional, está hablando a alguien, más que con alguien. Si estás en una conversación bidireccional, los participantes están escuchando y hablando a la vez. En una conversación competitiva, las personas se preocupan más por su propia perspectiva, mientras que en una conversación cooperativa los participantes se interesan por la perspectiva de todos los implicados.
En función de la dirección y el tono, agrupé las conversaciones en cuatro tipos: debate, diálogo, discurso y diatriba.
- El debate es una conversación competitiva y bidireccional. El objetivo es ganar una discusión o convencer a alguien, como al otro participante o a terceros observadores.
- El diálogo es una conversación cooperativa y bidireccional. El objetivo es que los participantes intercambien información y establezcan relaciones entre ellos.
- El discurso es una conversación cooperativa y unidireccional. El objetivo es entregar información del hablante/escritor a los oyentes/lectores.
- La diatriba es una conversación competitiva y unidireccional. El objetivo es expresar emociones, amedrentar a los que no están de acuerdo con uno, y/o inspirar a los que comparten la misma perspectiva.
Para destacar las diferencias entre estos tipos de conversaciones, utilicemos la política como ejemplo:
- Debate: dos miembros de la familia de lados opuestos del espectro político discutiendo sobre política.
- Diálogo: dos votantes indecisos que hablan entre sí sobre los candidatos, tratando de averiguar a quién quieren votar.
- Discurso: un profesor que da una conferencia sobre asuntos internacionales.
- Diatriba: un votante descontento que se desahoga sobre el resultado de las elecciones.
Es importante saber en qué tipo de conversación estás, porque eso determina el propósito de esa conversación. Si puedes identificar el propósito, puedes hablar mejor al corazón de esa conversación. Pero, si identificas mal la conversación en la que estás, puedes caer en trampas conversacionales.
Aquí tienes algunos ejemplos de trampas conversacionales sobre las que he escrito:
- “Hablar en, no con: el problema de las conversaciones desconectadas” – a veces tu diálogo puede ser en realidad dos discursos separados (o diatribas); ¿lo reconocerás a tiempo?
- “Cuando se discute sobre cuestiones de valor, a veces los hechos y la verdad no importan” – a veces la gente sólo quiere diatribar; ¿qué se puede hacer cuando eso ocurre, especialmente cuando se quiere dialogar o debatir?
Si alguien parece estar en un escollo conversacional, se le puede ayudar a salir. Independientemente de cómo se salga, la solución siempre empieza por identificar en qué agujero se está. Primero hay que conocer el problema para poder encontrar la solución. Y, a veces, basta con identificar el propio agujero para llamar la atención sobre el problema y corregir la conversación.
Cuando estés en una conversación, tómate un momento para pensar en qué conversación estás realmente. Cada uno de los tipos de conversación carece de sentido por sí mismo; tú les das sentido en su uso. Y, en última instancia, depende de ti decidir en qué tipo de conversación quieres participar.