Los salones de manicura han sido considerados durante mucho tiempo como el dominio de una dama. Pero los tiempos en los que resultaba chocante ver a un hombre haciéndose las uñas han quedado atrás. Ahora es habitual ver a los hombres en el salón, ya sea solos o con sus esposas o novias. Al fin y al cabo, el aspecto limpio y a la moda que antes se denominaba “metrosexual” es ahora lo que se espera de todos los hombres.

¿Qué tiene de malo que un hombre vaya al salón de manicura? Las mujeres pueden cuidar sus uñas en casa, tan fácilmente como ir a un salón de belleza. Pero hay algo en una manicura de salón. Es como un mini tratamiento facial para las manos. Los técnicos de uñas pueden ofrecer un servicio relajante y mimoso a la vez que aumentan la salud de tus uñas y cutículas. Y es uno de los servicios de salón más asequibles que existen.

Pero para los hombres, no siempre se trata sólo de lujo. Dado que muchos hombres no aprenden a hidratar y recortar sus cutículas en la adolescencia -pero muchas mujeres sí-, tiene sentido que los hombres recurran a los profesionales para cuidar sus manos. La Asociación Internacional de Balnearios afirma que los hombres representan el 30% de la clientela, por lo que muchos salones ofrecen un menú de servicios sólo para ellos. Esto incluye a menudo productos con aromas más masculinos y un descuento en la manicura, ya que la mayoría de los hombres optan por no pintarse las uñas.

Por otra parte, están apareciendo por todas partes spas dirigidos específicamente a los hombres. Ofrecen cortes de pelo, afeitados en caliente, depilación con cera, manicura y pedicura, todo ello adaptado directamente a los hombres. Suelen incluir un ambiente más masculino de caoba, mesas de billar, deportes en la televisión y cerveza de importación. Nombres como “The Boardroom” y “Gentleman’s Groomers” eliminan cualquier indicio de que pasar una hora siendo mimado es poco masculino.