Cuando la gente llegó por primera vez a lo que ahora es Queensland, habrían encontrado la tierra habitada por animales enormes, incluyendo goannas de seis metros de largo y canguros dos veces más altos que un humano.
Hemos estudiado huesos fósiles de estos animales durante la última década. Nuestros hallazgos, publicados hoy en Nature Communications, arrojan nueva luz sobre el misterio de lo que llevó a la extinción a esta antigua megafauna.
Los primeros huesos fueron encontrados por el pueblo Barada Barna durante los estudios del patrimonio cultural en sus tierras tradicionales a unos 100 kilómetros al oeste de Mackay, en la mina South Walker Creek. Nuestro estudio comparte la primera visión fiable de los gigantes que vagaban por los trópicos australianos hace entre 40.000 y 60.000 años.
Esta megafauna fueron los mayores animales terrestres que vivieron en Australia desde la época de los dinosaurios. Entender el papel ecológico que desempeñaron y el impacto medioambiental de su pérdida sigue siendo su historia más valiosa y no contada.
Mientras la megafauna vivía en South Walker Creek, la gente había llegado al continente y se extendía por él. Nuestro estudio añade nuevas pruebas al actual debate sobre la extinción de la megafauna, pero subraya de manera importante lo mucho que queda por aprender del registro fósil.
La fiesta de bienvenida de la megafauna
Excavamos fósiles de cuatro yacimientos y realizamos estudios detallados de los mismos para averiguar la edad de los fósiles y comprender cómo era el entorno en el pasado.
Nuestros hallazgos nos dan una idea de cómo era la vida de la megafauna en la sabana tropical australiana durante un período de unos 20.000 años, desde hace unos 60.000 a 40.000 años. Durante este tiempo, la megafauna del norte era diferente a la del sur.
Hemos encontrado hasta ahora al menos 13 especies extinguidas en South Walker Creek, con los megarreptiles como depredadores principales y los megamamíferos como presas. Muchas de las especies descubiertas son probablemente especies nuevas o variaciones septentrionales de sus homólogas meridionales.
Algunos, como los extintos cocodrilos, se creía que se habían extinguido mucho antes de que aparecieran las personas. Sin embargo, ahora sabemos que sobrevivieron al menos en un lugar hace entre 60.000 y 40.000 años.
Imagínese ver por primera vez un goanna de seis metros y su pariente del tamaño de un dragón de Komodo, o toparse con un cocodrilo terrestre y su primo acuático con armadura de placas. Los mamíferos eran igualmente extraños, incluyendo un wombat gigante con dientes de ciervo, un extraño marsupial “oso-perezoso”, y enormes canguros y wallabies.
Un canguro gigante aún sin nombre es el más grande jamás encontrado. Con una masa estimada de 274 kg, supera al anterior contendiente, el canguro goliat de cara corta, Procoptodon goliah.
El más grande de todos los mamíferos era el marsupial Diprotodon, de tres toneladas, y el más mortífero era el depredador con bolsa Thylacoleo. Junto a estos gigantes vivían otras especies de megafauna que aún hoy sobreviven: el emú, el canguro rojo y el cocodrilo de agua salada.
¿Qué pasa? Las pruebas apuntan al cambio ambiental
¿Por qué se extinguió esta megafauna? Se ha argumentado que las extinciones se debieron a la caza excesiva por parte de los humanos, y ocurrieron poco después de la llegada de las personas a Australia.
Sin embargo, esta teoría no se ve respaldada por nuestro hallazgo de que una colección diversa de estos antiguos gigantes todavía sobrevivía hace 40.000 años, después de que los humanos se hubieran extendido por el continente.
La extinción de esta megafauna tropical se produjo en algún momento posterior a la formación de nuestro yacimiento fósil más joven, hace unos 40.000 años. El momento de su desaparición coincidió con cambios regionales sostenidos en el agua y la vegetación disponibles, así como con el aumento de la frecuencia de los incendios. Esta combinación de factores puede haber resultado fatal para las especies terrestres y acuáticas gigantes.
El debate sobre la extinción de la megafauna continuará sin duda durante años. Los nuevos descubrimientos taparán las principales lagunas del registro. Siendo las lagunas del norte del continente las más grandes aún por llenar.
Con un solapamiento entre las personas y la megafauna de unos 15.000-20.000 años, surgen nuevas preguntas sobre la cohabitación. ¿Cómo convivieron las personas con estos gigantes durante un período de cambios ambientales tan drásticos?
¿Cuánto cambio más puede soportar Australia?
Los grandes cambios ambientales y las extinciones no son una parte inusual de nuestro pasado geológico, pero esta vez es personal; nos involucra. A lo largo del Pleistoceno (el tiempo que terminó con la última edad de hielo), Australia ha sufrido grandes cambios climáticos y medioambientales.
Dentro de la misma cuenca de estos nuevos yacimientos de megafauna, un estudio muestra cómo los grandes trastornos climáticos que comenzaron hace unos 280.000 años provocaron la desaparición de una diversa fauna de la selva tropical. Esto puso en marcha una secuencia de cambios en el ecosistema que culminó con la pérdida de la megafauna en South Walker Creek hace unos 40.000 años.
Aún no está claro qué impacto tuvieron estos cambios ambientales a largo plazo y la pérdida de la megafauna en las especies que sobrevivieron.
Esta tendencia de extinción a largo plazo se ha visto impulsada por los grandes cambios en el medio ambiente creados por los seres humanos, que continúan en la actualidad. A principios del siglo XXI en Australia hemos visto un aumento de las inundaciones, las sequías y los incendios forestales, y esperamos que estos aumentos continúen.
El registro fósil nos proporciona una ventana a nuestro pasado que puede ayudarnos a entender nuestro presente. Tal y como muestra nuestro estudio, los cambios ambientales drásticos se cobran un alto precio en la supervivencia de las especies, especialmente de las que se encuentran en la cima de la cadena alimentaria. ¿Haremos caso a las advertencias del pasado o sufriremos las consecuencias?