Si ha estado tomando un reductor de ácidos y muestra algunos signos de deterioro mental, no está solo. Ambas circunstancias son comunes.
Pero probablemente no tenga que preocuparse de que la medicación sea la razón del deterioro, según sugiere un amplio estudio de 2017.
Los inhibidores de la bomba de protones (IBP) -omeprazol (Prilosec) o lansoprazol (Prevacid) son dos nombres comunes- tratan el reflujo reduciendo la producción de ácido de su cuerpo. También se han recetado para las úlceras, aunque hay menos pruebas que respalden esa estrategia.
Las prescripciones se han disparado, lo que ha dado lugar a investigaciones que a menudo han descubierto que los IBP se han recetado en exceso.
Entonces, algunos estudios encontraron una relación entre los inhibidores de la bomba de protones y la demencia en personas de 75 años o más. Tanto el omeprazol como el lansoprazol atraviesan la barrera hematoencefálica, lo que significa que podrían afectar directamente al cerebro.
Para poner a prueba esta sospecha, los investigadores de la Universidad de Emory, en Atlanta, reunieron datos de 10.486 participantes de 50 años o más con una función cognitiva normal o ligeramente deteriorada. El 18% de ellos utilizaba IBP ocasionalmente y el 8% lo hacía con regularidad.
En comparación con la mayoría, que no utilizaba IBP, las personas que lo hacían al menos ocasionalmente eran mayores y tenían más probabilidades de sufrir otros problemas de salud, como enfermedades cardíacas, diabetes y depresión. También eran más propensos a tomar medicamentos anticolinérgicos -una enorme clase de fármacos a veces comunes como la paroxetina (Paxil) y la difenhidramina (Benadryl)- que pueden aumentar la probabilidad de demencia.
Así que los usuarios de IBP pueden tener un mayor riesgo de demencia debido a sus otras enfermedades, no a causa del fármaco. Cuando el equipo controló otros riesgos, los usuarios de IBP tenían en realidad una menor probabilidad de demencia. ¿Por qué? Tal vez porque estaban recibiendo una mejor atención médica, dijeron los autores.
Un gran estudio alemán de 2016 también encontró que las personas que tomaban IBP (y estatinas) tenían una menor probabilidad de demencia.
Aún así, hay razones para evitar el uso de IBP. La Administración de Alimentos y Medicamentos ha emitido numerosas advertencias sobre los IPP: su uso a largo plazo y en dosis elevadas puede favorecer las fracturas óseas o la infección por Clostridium difficile, un problema intestinal difícil de manejar, sobre todo para los ancianos.
También pueden interferir en la absorción de nutrientes, vitaminas y minerales, y dificultar la acción de otros medicamentos. La F.D.A. advierte, por ejemplo, que Prilosec debilita el efecto anticoagulante de clopidogrel (Plavix)
Un pequeño estudio relacionó los IBP con el aumento de peso; la mayoría de las personas que tomaban un IBP a diario aumentaron de peso, en una media de casi dos kilos y medio durante un período de dos a cinco años. Cada persona fue emparejada con un “control” sano de la misma edad y sexo que no tomaba el IBP, y los controles no ganaron peso.
En resumen: Tómelos ocasionalmente, si es necesario, durante el menor número de días que pueda.
Una versión de esta historia aparece en Your Care Everywhere.
Lo básico
- ¿Qué es la demencia?
- Buscar asesoramiento para ayudar con la demencia