El llamado mandato hipocrático de no hacer daño ha sido un axioma central en la farmacología clínica y en la educación de los estudiantes de medicina y de postgrado. Con el reciente reexamen de la naturaleza y la magnitud de las reacciones adversas a los medicamentos, los propósitos de esta investigación y revisión fueron descubrir el origen de esta singular expresión latina. Se ha informado de que el autor no fue ni Hipócrates ni Galeno. La búsqueda de escritos que se remontan a la Edad Media ha descubierto la aparición del axioma expresado en inglés, junto con su singular latín, en 1860, con atribución al médico inglés Thomas Sydenham. Utilizado comúnmente a finales del siglo XIX y hasta las primeras décadas del siglo XX, se transmitía casi exclusivamente de forma oral; rara vez aparecía impreso a principios del siglo XX. Se analizan su aplicabilidad y sus limitaciones como guía para la práctica ética de la medicina y la investigación farmacológica. A pesar de las insuficiencias, sigue siendo un potente recordatorio de que cada decisión médica y farmacológica conlleva el potencial de daño.
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