La peritonitis infecciosa felina es una enfermedad muy devastadora en los gatos causada por un virus corona. Hay dos formas de la enfermedad: la forma húmeda (con acumulación de cantidades masivas de líquido en el abdomen o el pecho) y la forma seca (sin acumulación de líquido). Los gatos de cualquier edad pueden verse afectados, pero la enfermedad se presenta con mayor frecuencia en gatos jóvenes de seis meses a cinco años de edad.
¿Cuáles son los signos de que un gato tiene PIF?
Al principio, los signos de la enfermedad pueden ser difíciles de distinguir de muchas otras afecciones. El gato puede tener fiebre, problemas para respirar, secreción nasal o de los ojos, diarrea o pérdida de peso. Si el gato tiene la forma húmeda de la enfermedad, tendrá hinchazón abdominal. Esta hinchazón, combinada con la pérdida de peso, hace que el gato parezca “gordo”, pero es muy fácil palpar la columna vertebral y los huesos de la cadera. Si la acumulación de líquido se produce en el pecho, el único signo puede ser la dificultad para respirar. Ocasionalmente, puede haber cambios en el aspecto de los ojos (opacidad, enrojecimiento o hemorragia). A veces la enfermedad también afecta al sistema nervioso, causando cambios en la personalidad o convulsiones.
¿Cómo se diagnostica la enfermedad?
El diagnóstico mediante pruebas de laboratorio puede ser difícil ya que la mayoría de los gatos tienen naturalmente el virus de la corona que causa la enfermedad. Lo que provoca el desarrollo de los signos de la enfermedad es la respuesta inmunitaria del gato al virus. Por esta razón, la PIF no se considera una enfermedad contagiosa en el sentido tradicional. Existe una prueba de laboratorio, pero una prueba positiva sólo significa que el gato tiene el virus de la corona, no que vaya a desarrollar la enfermedad.
El diagnóstico se hace muy a menudo por el análisis del líquido característico extraído del abdomen o del pecho, junto con el desarrollo de los signos característicos de la enfermedad. En los gatos con la forma seca de la enfermedad, el diagnóstico puede ser más difícil.
La Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de Auburn ha desarrollado una prueba para la PIF que todavía está en fase de pruebas clínicas pero que puede resultar más eficaz que las opciones de pruebas actuales.
¿Hay cura para la enfermedad?
Una vez que el gato está mostrando signos clínicos, no hay cura. La PIF suele durar entre unos días y unas semanas antes de que el gato sucumba a la enfermedad. Sin embargo, los gatos adultos con la forma húmeda pueden persistir de seis a ocho meses y los gatos con la forma seca pueden sobrevivir un año o más. Los gatos infectados con FeLV y/o FIV son más propensos a desarrollar la PIF clínica. A pesar de los cuidados de apoyo, todos los gatos que desarrollan signos clínicos del virus de la PIF morirán o tendrán que ser sacrificados de forma humanitaria. La incidencia de la enfermedad clínica es baja en la mayoría de las poblaciones de gatos y especialmente baja en los hogares con un solo gato. La prevalencia de la enfermedad es mayor en instalaciones u hogares con varios gatos. Hay una vacuna disponible para la PIF, pero su eficacia es baja y por lo tanto no se puede confiar en ella para prevenir la enfermedad.