Quiste paralabral de la cadera que comprime la vena femoral común tratado con aspiración del quiste guiada por ecografía seguida de desbridamiento artroscópico del labrum: A Case Report | Maternidad y todo

DISCUSIÓN

En la cadera, los quistes paralabrales se observan en el 50% al 70% de los pacientes con desgarros labrales y en menos del 5% de la población general3). Los quistes parameniscales de la rodilla se observan en el 4% al 6% de las resonancias magnéticas y el 90% de ellos tenían una rotura meniscal asociada. Tung et al.4) informaron de que los quistes paralabrales del hombro se observaron en el 2,3% de 2.211 resonancias magnéticas y se encontró un desgarro labral asociado en el 88%.

Hay un informe reciente sobre el tratamiento artroscópico de los quistes paralabrales de la cadera5). Si no se tratan, los quistes tienden a agrandarse con el tiempo. Aunque no todos los quistes agrandados requieren su extirpación, en los pacientes con compresión neurovascular debida al quiste, el tratamiento quirúrgico puede ser eficaz para restaurar la función y evitar daños irreversibles. En cuanto al tratamiento quirúrgico, el desbridamiento de un quiste paralabral en el hombro seguido de la reparación del labrum ha demostrado ser un medio eficaz que proporciona una mejora satisfactoria de los síntomas. Hulet et al.6) revisaron una serie de 105 quistes meniscales laterales tratados quirúrgicamente con desbridamiento del quiste y tratamiento meniscal. Y comunicaron resultados buenos o excelentes en el 87% de los casos en un seguimiento medio de 5 años. Del mismo modo, en la cadera, el desbridamiento del quiste seguido del tratamiento del labrum es generalmente aceptado como el tratamiento eficaz, y puede realizarse mediante un enfoque abierto o artroscópico. La aspiración ecoguiada puede ser una opción. Yukata et al.7) describieron el uso de la aspiración guiada por ecografía para un quiste paralabral que comprimía el nervio obturador. Sin embargo, el riesgo de recidiva aumenta con el uso de un tratamiento basado únicamente en el método de aspiración. Con los avances en las técnicas artroscópicas, la cirugía artroscópica se ha convertido en el tratamiento preferido para minimizar las complicaciones tras el procedimiento quirúrgico8). Un reciente informe de un caso ha mostrado excelentes resultados con el tratamiento artroscópico con descompresión del quiste y desbridamiento del labrum, con una mejora en la puntuación de la cadera de Harris, las puntuaciones del índice de osteoartritis de las Universidades de Western Ontario y McMaster y las puntuaciones de actividad de la Universidad de California, Los Ángeles, a los 2 años de seguimiento9).

La bursa del iliopsoas está situada lateralmente a los vasos y el nervio femoral, y se comunica con la cápsula de la articulación de la cadera en un 14,3% en adultos. Por lo tanto, la bursitis del iliopsoas debe incluirse en el diagnóstico diferencial cuando los pacientes suelen presentar dolor anterior de cadera que empeora con la actividad, especialmente con la extensión de la cadera. Aunque el nervio femoral se encuentra en el mismo compartimento de la bursa del iliopsoas, la vena femoral está en un compartimento diferente. Por este motivo, la compresión de la vena femoral por la bursa del iliopsoas es poco frecuente.

Los autores actuales demostraron un caso de quiste paralabral en la cadera que se trató con aspiración de quiste guiada por ecografía seguida de desbridamiento labral artroscópico. No es un método generalmente recomendado realizar la cirugía sin desbridamiento o escisión del quiste. Antes de la cirugía, los autores actuales consideraron dos opciones para la descompresión del quiste, que eran la aspiración guiada por ecografía o la escisión abierta. Se eligió la aspiración guiada por ultrasonido porque la escisión abierta tiene la posibilidad de desarrollar complicaciones más graves y el paciente deseaba un procedimiento menos invasivo. Kanauchi et al.10) describieron un caso de quiste paralabral acetabular que causaba parálisis del nervio femoral y que se trató con aspiración del quiste seguida de una reparación artroscópica del labrum y los resultados fueron satisfactorios al menos durante 18 meses de seguimiento. Lee et al.5) describieron 3 casos de quiste paralabral que causaba una neuropatía por atrapamiento del nervio ciático, tratados artroscópicamente. Ninguno de los pacientes experimentó una recidiva del quiste.

Después de la intervención quirúrgica, el paciente actual experimentó una notable mejoría de la inflamación y el dolor en el transcurso de 3 meses y la repetición de la angiografía por TC mostró la disolución completa de la lesión quística. Los resultados siguieron siendo satisfactorios al menos un año después de la cirugía, aunque éste no es un tratamiento bien establecido para el quiste paralabral acetabular con desgarro labral.

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