Un ictus es cualquier acontecimiento repentino que afecta al suministro de sangre del cerebro. El tipo más común, casi el 80% de todos los accidentes cerebrovasculares, es el accidente cerebrovascular isquémico, en el que el suministro de sangre al cerebro se corta o se reduce gravemente debido a una arteria bloqueada. Una condición conocida como estenosis contribuye al riesgo de un individuo de sufrir este tipo de ictus.
La estenosis, en general, se refiere a cualquier condición en la que un vaso sanguíneo -como una arteria- u otro órgano tubular se vuelve anormalmente estrecho. En el contexto del ictus, la “estenosis” suele estar causada por la aterosclerosis, una afección en la que un vaso sanguíneo que suministra sangre al cerebro se estrecha debido a depósitos de grasa, conocidos como placas, en la pared interior del vaso. Los factores de riesgo de este tipo de estenosis son la presión arterial alta y el colesterol elevado.
¿Cómo contribuye la estenosis al ictus?
La aterosclerosis puede activar las células implicadas en la coagulación de la sangre. Al formarse coágulos, pueden obstruir los vasos sanguíneos estrechos del cuello (la arteria carótida) o los pequeños vasos sanguíneos del cerebro (arterias intracraneales). Además, un coágulo o un trozo de placa puede liberarse y fluir hacia el cerebro y bloquear una arteria.
¿Cómo se trata la estenosis?
Hay varios factores que influyen en el tratamiento de la estenosis, como el porcentaje de obstrucción de los vasos sanguíneos y el riesgo general del paciente de sufrir un primer o segundo ictus. Otro factor especialmente importante es la localización de la estenosis, ya que el tratamiento de la estenosis en el interior de las pequeñas y tortuosas arterias que llegan a lo más profundo del cerebro presenta un reto más difícil que el tratamiento de la estenosis en las grandes arterias carótidas del cuello.
El NINDS apoya muchos ensayos clínicos para examinar las mejores prácticas de prevención y tratamiento del ictus. La medicación y los cambios en el estilo de vida pueden utilizarse para tratar la estenosis. En algunos casos se recomienda la cirugía. Los procedimientos quirúrgicos incluyen:
- Endarterectomía carotídea (eliminación quirúrgica de la placa de las arterias carótidas)
- Colocación de un stent (dispositivo médico que ensancha una arteria carótida estrechada)
La endarterectomía carotídea es una opción de tratamiento cuando la estenosis se produce en una o ambas arterias carótidas, las grandes arterias del cuello que suministran sangre al cerebro.
Dos grandes ensayos clínicos evaluaron la eficacia de la endarterectomía carotídea: el North American Symptomatic Carotid Endarterectomy Trial (NASCET) y el Asymptomatic Carotid Atherosclerosis Study (ACAS). El NASCET evaluó los riesgos y beneficios de la endarterectomía carotídea en personas que habían sufrido un ictus u otros síntomas debidos a la estenosis, como un mini-ictus o un accidente isquémico transitorio (AIT). Cuando la realiza un cirujano cualificado y con experiencia, la endarterectomía carotídea es un tratamiento muy eficaz para la prevención del ictus en pacientes con síntomas relacionados con la estenosis carotídea y una estenosis superior al 70% en las arterias carótidas. El ACAS evaluó a individuos con estenosis asintomática, en los que el paciente no tenía síntomas pero la obstrucción arterial se identificó en un examen médico. Estos individuos tienen un bajo riesgo anual de sufrir un ictus, entre el 2 y el 3 por ciento al año, y la endarterectomía carotídea redujo este riesgo a la mitad. En estudios de seguimiento de individuos por lo demás sanos cinco años después de la cirugía, la disminución del riesgo anual de ictus superó los riesgos de la endarterectomía carotídea.
Otro procedimiento quirúrgico utilizado para tratar la estenosis en las arterias carótidas es la colocación de un stent. Un stent es un dispositivo, normalmente de material similar a una malla, que se coloca en un vaso sanguíneo del cuello o del cerebro mediante un tubo catéter largo y fino que se introduce a través de otra parte del cuerpo, como la pierna. Las endoprótesis sostienen el vaso sanguíneo estrechado y lo mantienen abierto para permitir el flujo sanguíneo al cerebro.
El ensayo Carotid Revascularization Endarterectomy vs. Stenting Trial (CREST) comparó la eficacia de la endarterectomía carotídea con la implantación de endoprótesis en la arteria carótida y descubrió que estos dos procedimientos quirúrgicos son eficaces para prevenir futuros accidentes cerebrovasculares. Para más detalles sobre este ensayo, visite la hoja informativa de CREST.
Otro estudio apoyado por el NINDS abordó el uso de stents para tratar la estenosis en las arterias del interior del cerebro. Los investigadores examinaron a pacientes con alto riesgo de sufrir un segundo ictus y evaluaron si la colocación de un stent intracraneal aportaba un beneficio adicional a un régimen médico agresivo que incluía medicamentos anticoagulantes y modificaciones del estilo de vida. El estudio, Stenting vs. Aggressive Medical Management for Preventing Recurrent Stroke in Intracranial Stenosis (SAMMPRIS) mostró que, en estos pacientes de alto riesgo, el grupo que participó en el régimen médico solo tuvo mejores resultados que los que recibieron stents cerebrales.
Recursos adicionales:
Para obtener más información sobre el ictus, visite el sitio web Know Stroke en http://www.stroke.nih.gov.
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Última modificación: 29 de marzo de 2016