Psicología Hoy

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Fuente: NirAndFar

¿Es la distracción una maldición o una bendición? No prestar toda la atención a lo que deberíamos hacer nos hace incumplir plazos, suspender clases y chocar con otros conductores. Sin duda, la distracción tiene un precio. Sin embargo, ¡nos encantan nuestras distracciones! Las redes sociales, los deportes, las películas, los libros, los programas de televisión, las noticias, los videojuegos… ¿qué haríamos sin ellas?

Está claro que las distracciones tienen sus ventajas, como demuestra el hecho de que casi todo el mundo las busque. Pero, ¿por qué? Aunque parezcan apartarnos de cosas más importantes, ¿para qué sirven? Y, cuando a veces parece que cedemos a las distracciones, ¿cómo nos aseguramos de que nos sirvan bien?

Las distracciones pueden aliviar el dolor

Nuestro cerebro tiene una capacidad limitada para concentrarse. No podemos prestar atención a todo lo que nos rodea a la vez, así que debemos elegir en qué concentrarnos. Por ejemplo, podemos elegir concentrarnos en el trabajo mientras nos esforzamos por resistir distracciones más interesantes.

Sin embargo, en algunas situaciones, podemos aprovechar esta limitación biológica en nuestro beneficio. En su libro, SuperBetter: The Power of Living Gamefully, la doctora Jane McGonigal, describe cómo las distracciones pueden ser una poderosa herramienta para reducir el impacto de las experiencias dolorosas o negativas.

Las distracciones pueden hacernos mejores

La capacidad de desviar nuestra atención de las experiencias negativas también es útil fuera de un entorno hospitalario. Las distracciones pueden ayudarnos a sobrellevar los dolores de la vida cotidiana. Las investigaciones sobre el uso de las distracciones para controlar nuestros deseos e impulsos muestran que ciertos juegos, como el Tetris, pueden ayudar a reducir los antojos de alimentos grasos e incluso de drogas adictivas. Los investigadores sospechan que las exigencias cognitivas de estos juegos desvían nuestra atención de los desencadenantes de los antojos, reduciendo el doloroso impulso de consumirlos. Jugar a juegos de puzzle como Candy Crush, Puzzle Blocks o Interlocked podría ayudarnos a distraernos y evitar que nos comamos el helado de la nevera.

Las distracciones también pueden ayudarnos a mantenernos en forma. Las investigaciones sugieren que alejar nuestra mente del dolor del ejercicio físico, con música o televisión, puede mejorar el rendimiento y la resistencia.
Las distracciones digitales y la tecnología personal pueden ayudarnos a ser más fuertes en el momento, pero McGonigal cree que también pueden ayudarnos a desarrollar nuestra capacidad para asumir retos en el futuro. Ciertas tecnologías personales pueden ayudarnos a desarrollar nuestro coraje, dice McGonigal, y los juegos son una forma especialmente buena de aumentar nuestra autoeficacia, es decir, nuestra confianza en nuestra capacidad para superar los problemas.

La evidencia que respalda la afirmación de McGonigal proviene de un notable experimento sobre cómo un videojuego ayudó a pacientes adolescentes con cáncer a luchar contra su enfermedad, literalmente. El estudio probó si jugar a un videojuego de temática oncológica llamado “Re-mission” ayudaría a los pacientes a seguir su plan de tratamiento y a tomar su medicación con regularidad. En este ejemplo, el juego no combatía el dolor directamente, sino que aumentaba las capacidades de los pacientes. Los pacientes que jugaban al juego eran más propensos a tomar su medicación, aumentaban su sensación de autoeficacia y mostraban más conocimientos sobre cómo luchar contra su cáncer.

Desde el punto de vista de McGonigal, los juegos digitales son herramientas poderosas para construir la fuerza y la confianza porque “…La escalada constante de desafíos requiere la voluntad de seguir intentándolo, incluso cuando fallan. Les inculca la creencia de que si siguen practicando y aprendiendo, si se esfuerzan, acabarán siendo capaces de alcanzar objetivos más difíciles.” Al intentar y superar los retos dentro de un juego, los pacientes con cáncer reforzaron su perseverancia para seguir luchando.

Otros juegos digitales se han utilizado para ayudar a pacientes con asma, diabetes, ansiedad y TDAH; todos ellos mostrando aumentos en la autoeficacia y el comportamiento de autocuidado después de jugar. Las nuevas plataformas de salud digital, que utilizan elementos basados en el juego para aumentar la participación de los pacientes, están aportando más pruebas de que los juegos pueden curar.

Por ejemplo, tomar los medicamentos recetados y adoptar un estilo de vida saludable puede mejorar en gran medida los resultados de los pacientes, pero sólo si las personas cambian realmente su comportamiento. La plataforma de salud digital Empower ayuda a los pacientes a gestionar sus enfermedades crónicas a través de elementos de diseño lúdico utilizados tradicionalmente en los juegos, como niveles, sistemas de puntos, desbloqueo de contenidos, recompensas variables y competición. La combinación de la naturaleza atractiva de los juegos con la accesibilidad de la tecnología personal crea una distracción saludable que puede fomentar la confianza del paciente para combatir la enfermedad. Por ejemplo, los niños están notoriamente ansiosos antes de la cirugía. Se sabe que sus niveles de ansiedad preoperatoria reducen la eficacia de la anestesia y aumentan el tiempo de recuperación. Los médicos necesitan alternativas a los medicamentos sedantes para mantenerlos tranquilos. Un estudio, citado por McGonigal, utilizó distracciones para reducir eficazmente su estrés.

En el estudio, un grupo de niños recibió medicación contra la ansiedad antes de la cirugía, otro grupo jugó a videojuegos de mano, mientras que un tercer grupo de control no recibió medicación ni videojuegos antes de la cirugía. Los niños del grupo de videojuegos fueron los únicos que mostraron una disminución de la ansiedad antes de la cirugía. También necesitaron menos anestesia durante el procedimiento y sufrieron menos efectos secundarios de la medicación después de la operación que los niños de los otros dos grupos.

Los videojuegos resultaron eficaces, según los investigadores, porque distrajeron a los niños del dolor y la incertidumbre de la operación. La naturaleza atractiva del videojuego ayudó a los niños a dirigir su atención lejos de su miedo y hacia el desafío del juego.

Este estudio no es el único que demuestra el poder de las distracciones para disminuir las experiencias negativas. Los pacientes con quemaduras suelen recibir grandes dosis de medicamentos para ayudarles a superar el insoportable dolor de la limpieza de sus heridas. Un nuevo juego de realidad virtual diseñado por científicos de la Universidad de Washington Seattle demostró el extraordinario poder de las distracciones para combatir el dolor. Los investigadores descubrieron que los pacientes que jugaban al juego durante la limpieza de las heridas sentían hasta un 50% menos de dolor. De hecho, el juego de realidad virtual fue más eficaz para reducir el dolor que el uso de medicamentos. Los investigadores concluyeron que cuanto más inmersivo y atractivo era el juego, más ayudaba a desviar la atención del dolor del procedimiento.

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¿Cuándo son destructivas las distracciones?

Está claro que las distracciones pueden ayudarnos a lidiar con el dolor y a armarnos de valor para afrontar futuros retos. Sin embargo, ¿las distracciones no nos alejan de nuestras prioridades? ¿Qué hay de los muchos productos y servicios, como los videojuegos y los sitios de redes sociales, diseñados para ser tan buenos que queremos usarlos todo el tiempo? A veces tenemos problemas para limitar su uso y nos vemos absorbidos por las distracciones.

Si las distracciones tecnológicas personales son una fuerza para el bien, explica McGonigal, depende de por qué y cómo las usemos. “¿Juegas para escapar de tu vida real o juegas para mejorar tu vida real?”

McGonigal describe dos modos en los que nos involucramos con las actividades de distracción: la autosupresión y la autoexpansión.

La autosupresión consiste en utilizar las distracciones para evitar experiencias negativas; mientras que la autoexpansión consiste en utilizar las distracciones para promover las positivas. Suena bastante simple, pero McGonigal advierte que, a veces, es difícil distinguir entre ambas. La misma actividad puede ser expansiva para una persona y supresiva para otra. Todo depende del motivo por el que la persona se dedique a la distracción y durante cuánto tiempo.

¿Cómo puedes saber si una distracción es buena o mala para ti? McGonigal sugiere preguntarse primero: “¿Por qué estoy haciendo esto?”. Si su respuesta es para evitar un sentimiento negativo, como “Porque el trabajo es aburrido” o “No quiero ocuparme de nada en este momento”, la distracción puede ser autosuficiente.

Por supuesto, en algunos casos, como en el de las víctimas de quemaduras o los niños que están a punto de ser operados, las distracciones pueden ser una estrategia de afrontamiento eficaz. Sin embargo, éstas se justifican en que las distracciones se utilizan como una solución temporal. Una vez que el paciente se ha curado físicamente, ya no necesita escapar del dolor.

Sin embargo, pueden surgir problemas cuando las distracciones se convierten en un escape permanente de una realidad incómoda. McGonigal advierte de las soluciones que no construyen nuestra capacidad para afrontar el dolor en el futuro. Las distracciones temporales utilizadas durante demasiado tiempo pueden ser contraproducentes porque, “con el tiempo, la autosupresión en realidad disminuye nuestra sensación de autoeficacia… Ya no nos vemos como personas que pueden resolver eficazmente nuestros propios problemas”. Cuando dependemos de las distracciones que alivian el dolor, ya sea la tecnología personal, las drogas u otros escapes, es posible que nunca desarrollemos nuestra capacidad para hacer frente a una situación dolorosa, ya sea física o psicológica.

En cambio, las distracciones autoexpansivas implican la consecución de objetivos, el desarrollo de habilidades o la obtención de nuevos conocimientos que pueden utilizarse a largo plazo. Estas distracciones nos ayudan a mejorarnos a nosotros mismos y pueden construir la autoeficacia.

Por ejemplo, las respuestas a la pregunta “¿Por qué estoy haciendo esto?” que suenan como “Quiero aprender un nuevo idioma”, “Quiero construir una red profesional más grande”, “Quiero saber más sobre mi salud” o “Quiero mejorar mi bienestar”, son el tipo de respuestas que una tecnología autoexpansiva puede ayudar. Usar las distracciones con una mentalidad expansiva construye fuerza, mientras que usarlas con una supresiva simplemente nos protege del dolor que estamos evitando.

Identificar por qué y cómo te involucras con la tecnología personal puede ser la diferencia entre un comportamiento saludable y uno destructivo. Echa un vistazo a tus distracciones digitales favoritas -medios sociales, videojuegos, rompecabezas, programas de televisión, podcasts, noticias y deportes para espectadores- y pregúntate si las estás usando como herramientas para construir fuerza, habilidades, conocimiento y autoeficacia para el futuro o para escapar temporalmente de una realidad incómoda. Si es esto último, tal vez quieras reconsiderar el papel que desempeñan estas distracciones en tu vida. Si el dolor del que escapas es permanente, ninguna distracción lo curará. Debes aprender nuevas estrategias de afrontamiento o arreglar fundamentalmente lo que está roto.

Cuando pensamos en las distracciones tecnológicas personales, debemos asegurarnos de que siguen sirviéndonos. Ya sea que nos ayuden a superar un momento difícil en nuestras vidas, o que nos ayuden a construir fuerza y perseverancia a largo plazo, preguntarse continuamente “¿Por qué estoy haciendo esto?” puede ayudar a asegurarse de que estamos sacando el máximo provecho de nuestras distracciones.

Aquí está la esencia:

  • Las distracciones no son siempre malas; a veces son herramientas útiles.
  • Las distracciones tecnológicas personales, como los videojuegos y los rompecabezas, pueden darnos fuerzas para soportar experiencias negativas.
  • Algunas distracciones pueden reforzar nuestra capacidad para afrontar nuevos retos.
  • La tecnología personal es una distracción saludable para la mayoría de las personas, pero puede ir mal cuando se convierte en un escape de una realidad incómoda. Todo depende de por qué y de cuánto tiempo la utilicemos.
  • Usar las distracciones para la autoexpansión construye fuerza, mientras que usarlas para la autosupresión simplemente nos protege del dolor que estamos evitando.
  • Para determinar si una distracción es autoexpansiva o autosupresiva, llega al fondo de por qué la estás usando realmente.
  • La auto-supresión es aceptable para hacer frente a las experiencias negativas en el corto plazo, pero puede ser contraproducente cuando se utiliza como una solución a largo plazo.

Nota de Nir: Este post es co-autoría de Nir Eyal y Chelsea Robertson, Ph.D.

Nir Eyal es el autor de Hooked: How to Build Habit-Forming Products y escribe un blog sobre la psicología de los productos en NirAndFar.com. Para obtener más información sobre el cambio de comportamiento, suscríbase a su boletín de noticias gratuito y reciba un libro de trabajo gratuito.

Este artículo se publicó originalmente en NirAndFar.com

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