¿Qué es la agricultura industrial? ¿Es buena o mala?

Lo que comemos y la forma en que cultivamos nuestros alimentos son complicados. Con más seres humanos en la Tierra que nunca, la agricultura industrial ha surgido como una forma de alimentar a la gente en todas partes. ¿Qué es la agricultura industrial? ¿Es buena o mala?

Empecemos con una definición concreta. La ganadería industrial se define como un sistema de cría de ganado con métodos intensivos, por el que las aves de corral, los cerdos o el ganado vacuno están confinados en el interior bajo condiciones estrictamente controladas.

Hay mucho que decir sobre las complejidades de la alimentación y la agricultura. Los agricultores están sometidos a una presión increíble en su trabajo. El planeta tiene una población creciente que necesita ser alimentada. Preguntar si una industria global es “buena” o “mala” nunca es una cuestión completamente sencilla. Sin embargo, si valoras la salud del planeta, los derechos civiles de los seres humanos y estás en contra de la crueldad hacia los animales, realmente no hay peros que valgan: la agricultura industrial es mala.

Industria agrícola

Agricultura y sociedad

Al estudiar las culturas antiguas, los científicos entienden que hace unos 12.000 años, los cazadores-recolectores empezaron a pasar a la agricultura para poder mantenerse a sí mismos y a sus familias. Al volverse más estables las unidades familiares, comenzaron a formarse sociedades más complejas. Lo que comenzó con el cultivo de plantas silvestres como los guisantes y las lentejas acabaría dando lugar a los rascacielos y los iPhones.

Los primeros agricultores de los que tenemos constancia residían en la media luna fértil -los actuales Irak, Jordania, Siria, Palestina, Israel, Turquía e Irán-. Sin embargo, no se trataba de un solo grupo de personas. Grupos aislados de comunidades genéticamente diversas permanecieron insulares durante los primeros miles de años. En lugar de un crisol de culturas, estos asentamientos permanecieron separados mientras intercambiaban herramientas, ideas y comunicaciones entre sí.

En el transcurso de decenas de miles de años, la humanidad pasó de domesticar cabras a consumir más de 550 millones de hamburguesas Big Mac cada año (sólo en Estados Unidos). Pero, ¿a qué precio?

Crueldad hacia los animales

Según ASCPA, el 94% de los estadounidenses está de acuerdo en que los animales merecen vivir libres de maltrato y crueldad. Está bien documentado que las granjas industriales encierran a los animales en jaulas, cajones y corrales abarrotados. Un término que aparece una y otra vez al investigar estas prácticas es “CAFOs”. Esto significa operaciones concentradas de alimentación de animales.

Una CAFO puede albergar miles o millones de animales. Estas instalaciones son medios aparentemente eficientes para empaquetar animales juntos en el menor espacio posible. Esto se hace con el fin de obtener el mayor beneficio. No es de extrañar que estas operaciones tengan un impacto extremadamente negativo en el bienestar de los animales.

Por ejemplo, aunque en Estados Unidos se sacrifican más de 9.000 millones de pollos al año y otros 30 millones se utilizan para la producción de huevos, los pollos están excluidos de todas las leyes federales de protección animal. Las hembras de pollo son desolladas. Tras la mutilación, se las confina en pequeñas jaulas. Están tan apretadas que sus movimientos están muy limitados. No pueden llevar la vida activa y social que los pollos exhiben de forma natural. Cuando los animales están estresados por las condiciones de hacinamiento, las enfermedades se propagan fácilmente.

Cuanto más se aprende sobre las condiciones de los pollos, los cerdos, las vacas y la vida acuática en las condiciones de las granjas industriales, peor es. Es difícil comprender el nivel de crueldad que los humanos pueden ejercer hacia otras especies. Y si alguna vez has conducido por los estados centrales de Estados Unidos, probablemente hayas olido estas granjas mucho antes de verlas.

Zonas muertas y otros factores ambientales

La crueldad hacia los animales se expande cuando se observa el impacto de las granjas industriales en el mundo. Los efectos medioambientales de las granjas industriales son nada menos que catastróficos. Entre las principales preocupaciones se encuentran la propagación de enfermedades infecciosas, la contaminación del agua y del aire.

Phillip Lymbery, el autor de Farmageddon, explica que el enfoque debe ser “sacar el tema de ser un nicho técnico para que la gente entienda la agricultura industrial como un gran problema global”. Lymbery subraya el hecho de que, aunque la agricultura industrial pueda parecer más eficiente y rentable al principio, los costes invisibles de estas operaciones superan con creces los beneficios.

Uno de los costes antes invisibles del que de repente estamos aprendiendo mucho más son las “zonas muertas”. Una zona muerta es un área en el mar donde los contaminantes de las granjas crean floraciones de algas que “matan o dispersan toda la vida marina.” Una de las mayores zonas muertas está en el Golfo de México. Las toxinas de la industria cárnica mundial son en gran parte culpables.

Zona muerta

Opinión vs. Ciencia

Se ha hablado de la agricultura industrial como algo necesario para producir alimentos a escala mundial. Reduce los costes para los agricultores. Reduce los precios de la carne y los productos lácteos para los consumidores. Estas afirmaciones revelan un estrecho punto de vista económico. Esta perspectiva supone que vivimos en un planeta de recursos ilimitados. Si no invertimos en un planeta habitable, nada de eso importa.

Científicos y activistas llevan años dando la voz de alarma sobre los peligros de esta forma de ver la industria y la sociedad. Con la creciente concienciación sobre el cambio climático y las prácticas de sostenibilidad, la gente por fin empieza a escuchar. Los consumidores no son impotentes.

Aquí hay algo para reflexionar: un tercio de la tierra de la Tierra se utiliza para la producción de carne y lácteos. Sin embargo, un estudio reciente muestra que si los estadounidenses cambian su dieta de carne de vacuno a frijoles, Estados Unidos lograría entre el 46 y el 75 por ciento de las reducciones necesarias para cumplir sus objetivos de emisiones de gases de efecto invernadero para 2020. Se trata de una perspectiva apasionante. Es posible que hagamos elecciones diferentes, mejores para la salud de nuestro planeta.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.