Qué es la estimulación y cómo puedo ayudar a mi hijo

¿Qué es la estimulación?

La estimulación es la versión abreviada de la autoestimulación o comportamiento autoestimulante. Es un mecanismo de autocalentamiento caracterizado por la repetición de movimientos, palabras o sonidos. Como se encuentra comúnmente entre los niños diagnosticados con autismo, algunos profesionales se refieren a este comportamiento como estereopatía autista o estereotipia. Es mucho más fácil decir estimulación cuando se describen estas actividades en la vida cotidiana.

Aunque la estimulación es común entre los niños con autismo, cualquier individuo puede participar en la estimulación. Algunos ejemplos son golpear o morder un lápiz mientras se piensa, hacer garabatos repetitivos cuando se está aburrido, crujir los nudillos cuando se está estresado o morderse las uñas cuando se está nervioso. Al igual que el comportamiento repetitivo se llama “stimming”, algunas personas se refieren a las acciones repetitivas seleccionadas como stims.

Científicos y antropólogos creen que el stimming es una forma en la que el cuerpo se centra en respuesta a los estímulos del entorno o alivia la ansiedad durante los casos de mayor tensión. La estimulación puede ser táctil (relacionada con el tacto), visual (relacionada con los ojos o la vista), auditiva (relacionada con el oído), olfativa (relacionada con el sentido del olfato) o vestibular (relacionada con el sentido del equilibrio). Dado que existe una fuerte asociación entre los estímulos y los sentidos, es habitual que los individuos diagnosticados con un trastorno del procesamiento sensorial presenten conductas de estimulación.

Aunque algunas conductas de estimulación pueden parecer bastante suaves (como balancearse ligeramente sobre los pies mientras se mantiene una pequeña conversación), los niños diagnosticados con un trastorno del espectro autista (TEA) pueden mostrar una estimulación que parece bastante pronunciada para otras personas. Algunos ejemplos pueden ser el aleteo de brazos o manos, ruidos o palabras repetitivas, mirar repetidamente a los objetos de lado (para la estimulación visual), escuchar la misma canción una y otra vez, golpear la cabeza contra superficies duras o parpadear con fuerza.

Dado que los niños con autismo suelen utilizar la estimulación como una forma de autorregulación, es posible que no respondan de forma voluntaria si los padres parecen alterados o intentan interrumpir, detener o interferir bruscamente en su estimulación. Sin embargo, es perfectamente comprensible que a los padres les preocupe que la estimulación del niño acabe provocando lesiones o autolesiones (como arañazos, bofetadas o golpes en la cabeza contra el suelo). También puede resultar frustrante cuando los padres intentan detener la estimulación y sólo encuentran lucha y resistencia en su lugar.

Por estas razones, la mejor pregunta no es “¿Cómo detengo la estimulación?”. En su lugar, es más útil preguntar: “¿Cuál es la mejor manera de descubrir la motivación detrás de la estimulación y cómo puedo ayudar a mi hijo?”

Motivaciones comunes para la estimulación

  • Sobreestimulación – Los niños pueden utilizar la estimulación en respuesta a la sobrecarga sensorial. Centrarse en un comportamiento puede ayudar al niño a sentirse centrado en lugar de abrumado por la entrada sensorial
  • Infraestimulación – Los niños pueden utilizar la estimulación para proporcionar una entrada sensorial si sus sentidos deseados se sienten poco activos.
  • Alivio del dolor – Algunos padres se sorprenden al descubrir que los niños con autismo pueden golpearse la cabeza para reducir una sensación general de dolor. Los científicos también teorizan que la estimulación libera endorfinas como una forma suave de alivio del dolor interno.
  • Reducción de la ansiedad – Los niños pueden participar en la estimulación para calmar los sentidos centrándose en una actividad a la vez.
  • Excitación – La estimulación también puede ser una forma de procesar y expresar el entusiasmo.
  • Autogestión – Los niños con autismo pueden utilizar la estimulación para expresar la frustración o la ira, así como para proporcionarse a sí mismos comodidad o relajación. Cuando se maneja más, la estimulación es una forma en que algunos individuos regulan sus emociones más adelante en la vida.
  • Condición médica subyacente – En algunos casos, los niños no verbales pueden utilizar la estimulación como resultado de la frustración por el dolor o la angustia que no pueden verbalizar. Si un niño sostiene o gesticula repetidamente hacia una determinada parte del cuerpo durante la estimulación, consiga un examen médico rápidamente para descartar cualquier condición dolorosa.
  • ¿Cómo puedo ayudar a mi hijo?

    Dado que la estimulación puede causar inadvertidamente autolesiones (como infecciones y lesiones graves), es comprensible que usted quiera controlarla rápidamente. La estimulación también puede perturbar el entorno escolar e interferir con las habilidades interpersonales y sociales.

    Puede ayudar a su hijo siguiendo los siguientes pasos:

  1. Programe un examen médico para descartar la posibilidad de una causa de angustia física. Por ejemplo, algunos niños se golpean la cabeza como respuesta no verbal a las migrañas o se frotan los oídos para indicar infecciones de oído. El pediatra también puede consultar con otros profesionales (como un psiquiatra del desarrollo) para ofrecerle respuestas precisas.
  2. Evaluar el entorno sensorial. La sobreestimulación puede requerir el traslado a una habitación tranquila o centrarse en un juguete a la vez. La infraestimulación puede requerir más tiempo de juego al aire libre o la introducción de nuevos juguetes y texturas. Algunas escuelas también tienen salas sensoriales para niños con autismo.
  3. Haga que el ejercicio forme parte de la rutina diaria. Las investigaciones demuestran que el ejercicio puede liberar endorfinas y, por lo tanto, reducir la necesidad de estimulación.
  4. Continúe participando con su hijo (en lugar de dejarlo todo cuando se produce un “episodio de estimulación”). Esto es especialmente cierto si la actividad en la que está participando ya es una de las favoritas del niño. El niño puede intentar estimular y jugar al mismo tiempo, pero con el tiempo, tratar de hacer ambas cosas se volverá incómodo y el niño elegirá la actividad preferida en su lugar.
  5. Si el estímulo no es autolesivo, únase al estímulo en su lugar. Por ejemplo, si la actividad de estimulación del niño es apilar objetos, considere comprar bloques y apilarlos con el niño. De esta manera, el niño puede utilizar los estímulos para aumentar las interacciones interpersonales en lugar de verlos como una interferencia.

Si tiene más preguntas o preocupaciones sobre la estimulación o la terapia para niños con trastorno del espectro autista, póngase en contacto con el Centro Warren para obtener más información.

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