La palabra ‘turbo’ es habitual en torno a los coches (y en su marketing) y la mayoría entendemos que es algo positivo, pero ¿qué es y cómo ayuda?
Los turbocompresores aumentan la eficiencia y la potencia de un motor al forzar más aire (y combustible) en el motor, lo que provoca una explosión mayor. A su vez, esto significa que podemos montar turbocompresores en motores de menor cilindrada y seguir obteniendo la misma potencia y par, o incluso más, que un motor convencional de mayor cilindrada con aspiración natural. Además, los motores más pequeños suelen consumir menos combustible que los grandes.
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Lo bueno de los turbocompresores es que convierten el subproducto de un motor -los gases de escape desperdiciados- en una forma útil de extraer más potencia de un motor.
Permítanos ponernos un poco técnicos para explicar cómo funciona. Esencialmente, un turbocompresor se compone de una turbina y un compresor. La carcasa de la turbina acepta los gases de escape que normalmente se desperdiciarían y hace girar la turbina a velocidades de hasta 250.000 rpm. Esto hace girar el compresor, que aspira el aire y lo comprime antes de introducirlo en la cámara de combustión del motor.
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Normalmente, la cámara de combustión sólo admite la cantidad de aire que permite la presión atmosférica, que se crea por el vacío cuando el pistón baja. Pero al forzar el aire del turbocompresor en el cilindro esto permite que se encienda más aire y combustible, lo que resulta en una explosión mayor.
Funciona de forma muy parecida a la fragua del herrero. ¿Has visto alguna vez a un herrero haciendo una herradura? Si lo has hecho, sabrás que no basta con quemar madera o carbón en la fragua; verás que el herrero también sopla aire adicional sobre el fuego mediante un conjunto de fuelles (o un soplador de hojas convertido en estos días).
El aire adicional significa que el combustible arde más rápido y más caliente y es capaz de conseguir que el metal se caliente lo suficiente como para ablandarse y ser trabajable. Este principio es también la razón por la que los incendios forestales arden más calientes y más destructivos en los días de viento. Un turbocompresor utiliza precisamente el mismo principio.
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Y como sólo ayudan a quemar más combustible cuando se quiere más potencia, el resto del tiempo no aumentan el consumo de combustible en absoluto.
La historia le dirá que la desventaja de los turbos es que normalmente había un retraso entre el momento en que se pisaba el acelerador y los gases de escape empezaban a pasar y a hacer girar el turbocompresor. Pero la gestión moderna del motor y los turbocompresores más pequeños y ligeros han reducido ese retraso (llamado lag) y ahora los motores turbo tienen una gran capacidad de respuesta.