Pero entremos ya en materia y descubramos cuáles son las características del Realismo literario. Debemos recordar que, este movimiento, apareció como respuesta al Romanticismo, una corriente que nos situaba en planos más fantásticos e irreales para presentarnos a personajes emocionales y alejados de la realidad. Ante esta “deslocalización” literaria apareció una nueva corriente artística que volvía a colocar el arte y al artista en la realidad física y palpable: el Realismo.
Aquí vamos a descubrirte las características del Realismo en la literatura para que, así, conozcas mejor cuáles fueron los cambios que se iniciaron con esta nueva corriente artística y filosófica.
Imitación de la realidad
Los románticos eran artistas que se evadían de la realidad y de su contexto histórico para evocar mundos más bellos y alejados de los problemas políticos. En cambio, con la irrupción del Realismo, volvemos a colocar la realidad en primer plano y, los artistas que siguieron esta corriente, tenían como objetivo crear obras literarias que fueran un fiel reflejo de la realidad.
Por ello, el autor se convertía en un investigador de la sociedad y de la realidad, “copiando” minuciosamente todo lo que captaba para transmitirlo en sus obras. El “genio creador” propio del romanticismo se cambiaba, ahora, por un artista que imitaba la realidad de una forma objetiva y alejada de las emociones o los sentimientos.
Personajes humildes y marginados
Debido a esta “vuelta” a la realidad, otra de las características del Realismo literario es que los personajes que aparecen en las obras dejan de ser los “héroes” románticos, es decir, seres idealizados y propios de la burguesía, para regresar a la realidad del momento. Por ello, los protagonistas de muchas de las novelas románticas son personas humildes o pertenecientes a clases marginadas de la sociedad que, además, son representadas con todas su características: hablan, se expresan y se comunican con su propia jerga.
Por la alta presencia de estos personajes dentro de la producción literaria de la época, apareció un nuevo concepto en la literatura: el determinismo. Este concepto hacía referencia a un hecho social y es que, todas las personas, están determinadas por sus propias características sociales: tanto el lugar de nacimiento, como la clase social o el género. Todo ello marca y define la vida de las personas durante el resto de sus vidas.
Lenguaje coloquial
Puesto que los autores realistas querían imitar la realidad, el lenguaje que usaban en los textos literarios era un reflejo de la realidad lingüística del país. Por ello, la presencia de lenguaje popular, refranes o dichos están muy presentes en estas novelas. Además, si aparecen diálogos entre personas de diferentes clases sociales, los autores usaban las expresiones propias de este sociolecto, aunque pudiera ser vulgar.
El hombre vuelve a ser el centro de atención
Con el Realismo se recupera la visión en la que el hombre era el centro principal de la discusión y del análisis. Veníamos de una época en la que habían abundado los temas mitológicos, la poesía y las emociones pero, ahora, se eliminan todas estas “florituras” para analizar y estudiar al hombre tal y como es en la realidad. Con ello, se crea una literatura que está más comprometida a nivel social y político ya que, mediante la observación del contexto, los autores denuncian la penosa situación a la que están sometidas muchas personas.
Un análisis de la vida burguesa
Se dice que el Realismo es la corriente estética de la burguesía y es que apareció justamente cuando esta clase social empezó a crecer y a ganar protagonismo en las grandes ciudades. Muchos autores, en sus novelas, presentan personajes y situaciones que eran propias de la vida burguesa: sus relaciones con el dinero, sus problemas, etcétera. Esto no quita que, durante la obra, aparecieran personajes humildes pero, normalmente, los protagonistas y los temas principales versaban sobre la burguesía.
Otra de las características del Realismo literario más destacadas es que fue un movimiento que estuvo muy comprometido con la reforma sociopolítica de los países. Y es que los realistas se basaban en la realidad para denunciar diferentes situaciones e injusticias que veían que tenían lugar en las grandes ciudades. Una forma de criticar la sociedad desde dentro y, así, intentar regenerarla.
Eliminación del sentimentalismo
Uno de los grandes cambios que supuso la literatura realista es que se procuró crear una narración objetiva y descriptiva. Por tanto, la aparición de los sentimientos y las emociones tan propias de los románticos, quedó en un segundo plano. Lo que importaba no era cómo el autor vivía la realidad sino describir, de forma fiel, la realidad en todo su esplendor: tanto las cosas bellas como las injusticias. Por eso, apostaban por un tipo de textos descriptivos, objetivos y narrativos, convirtiendo la novela como el género estrella del Realismo.
Narrador omnisciente
Debido a que los textos realistas debían ser objetivos y descriptivos, el tipo de narrador que se empleaba en dichas novelas cambió totalmente. Ahora, el narrador que se usaba era el omnisciente, un ser “superior” que podía describir de forma detallada todo lo que ocurría en la realidad y sin involucrarse en el argumento en las emociones de los personajes.