Entre los médicos y el público existe la creencia popular de que las grasas saturadas de la dieta obstruyen las arterias y provocan enfermedades coronarias. Un nuevo editorial publicado en el British Journal of Sports Medicine dice que esta noción de que las grasas saturadas obstruyen una tubería es “simplemente errónea”.
El artículo es el resultado de la colaboración entre un equipo de cardiólogos, entre los que se encuentran: El doctor Aseem Malhotra, del Hospital Lister de Stevenage, en el Reino Unido; la profesora Rita Redberg, de la Facultad de Medicina de la Universidad de California-San Francisco y editora de JAMA Internal Medicine; y Pascal Meier, del Hospital Universitario de Ginebra en Suiza y del University College de Londres, que también es editor de BMJ Open Heart.
El equipo citó revisiones que no muestran ninguna asociación entre la ingesta de grasas saturadas y un mayor riesgo de enfermedades cardíacas, para apoyar su argumento en contra de la existencia de grasas saturadas que obstruyen las arterias.
“Es hora de cambiar el mensaje de salud pública en la prevención y el tratamiento de la enfermedad arterial coronaria, alejándose de la medición de los lípidos séricos y de la reducción de las grasas saturadas en la dieta”, dicen los autores. En lugar de centrarse en la reducción de los lípidos en sangre y en la eliminación de las grasas saturadas de la dieta, se debería hacer hincapié en la importancia de comer “comida de verdad”, participar en una actividad física regular y minimizar el estrés.
Según Malhotra, Redberg y Meier, el enfoque actual del tratamiento de las enfermedades cardíacas se asemeja a la práctica de la fontanería, pero la idea de mejorar la enfermedad “desatascando una tubería” ha quedado invalidada por una serie de ensayos clínicos. Los ensayos descubrieron que cuando se insertaba un stent para ensanchar las arterias estrechas, no se reducía el riesgo de ataque cardíaco o muerte.
“Décadas de énfasis en la primacía de la reducción del colesterol plasmático, como si esto fuera un fin en sí mismo e impulsara un mercado de alimentos y medicamentos ‘de eficacia probada para reducir el colesterol’ y ‘bajos en grasa’, han sido erróneas”, sostiene el panel. Estas ideas erróneas pueden provenir de una “información selectiva de los datos”, sugieren.