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La entrada de esta semana se centra en las serpientes, criaturas que han causado un intenso odio por parte de los seres humanos desde la antigüedad. Uno de los principales motivos por los que las serpientes están tan arraigadas en la mente humana es el planteado por el hecho de que algunas especies son venenosas, poseyendo glándulas venenosas que se abren a través de conductos en dientes estriados o huecos. Aunque la mayoría de las especies son inofensivas para el ser humano, estos animales siguen dando escalofríos a más de uno.
Los colmillos venenosos aparecieron como una modificación de los dientes maxilares. Dependiendo del nivel de especialización tanto de la mandíbula como de estos colmillos, cada especie de serpiente puede clasificarse en uno de los cuatro grupos diferentes.
Las serpientes glifo tienen la condición más primitiva en la que los dientes son sólidos, sin surcos ni colmillos especializados para inyectar veneno. Esta es la dentición menos especializada, que se encuentra en muchas familias de serpientes, desde las grandes boas y pitones hasta las primitivas serpientes ciegas del infraorden Scolecophidia, e incluso en algunos miembros de la gran familia Colubridae. Los dientes suelen tener el mismo tamaño y morfología. Este tipo de dentición se suele relacionar con especies no venenosas, aunque unas pocas serpientes aglifas tienen veneno, pero la mayoría no son letales para el ser humano.
Opistoglifo (ranuras hacia atrás)
Estas serpientes poseen veneno que se inyecta con colmillos especializados que se encuentran en el extremo posterior del maxilar, los cuales están orientados hacia atrás y tienen ranuras para que las toxinas se canalicen hacia la punta del diente. Para inyectar correctamente el veneno, estas serpientes deben sujetar a su presa y moverla hacia la parte posterior de la boca, una tarea bastante ardua si la presa es de un tamaño considerable.
Este tipo de dentición se encuentra en varias especies de la gran familia Colubridae, en la que ha evolucionado dos veces de forma independiente.
Aunque la mayoría de las serpientes opistoglifo son inofensivas para los humanos (porque los colmillos se encuentran en la parte posterior de la boca, y estas serpientes no suelen ser muy grandes), algunas especies son letales para el ser humano, como la “boomslang” (Dispholidus typus) y las serpientes pájaro (Thelotornis sp.) que muerden con la boca bien abierta (hasta 170 grados para insertar firmemente sus colmillos venenosos) y generan potentes hemotoxinas contra las que aún no se ha desarrollado ninguna antitoxina eficaz. Las hemotoxinas son toxinas que destruyen los glóbulos rojos colapsando el sistema circulatorio y provocando una severa necrosis a los demás tejidos.
PROTEROGLIFO (estriado hacia delante)
Las especies de proteroglifos tienen los colmillos venenosos en la parte delantera de la boca y éstos no suelen ser muy largos. Por ello, estas serpientes deben ejercer una presión en su mordida lo suficientemente larga como para inyectar el veneno necesario en su presa.
Este tipo de dientes es característico de la familia Elapidae, que incluye a las cobras y a las serpientes de mar. Los miembros de esta familia tienen venenos que en su mayoría consisten en neurotoxinas (toxinas que destruyen el sistema nervioso), y se encuentran entre los más venenosos de todos los vertebrados.
Además, algunos elápidos del género Naja son conocidos como cobras escupidoras, porque sus colmillos anteriores están modificados y presentan orificios que les permiten rociar su veneno con la contracción de los músculos de su glándula venenosa.
SOLENÓGRAFO (acanalado en forma de tubo)
Esta es la forma más evolucionada y se encuentra exclusivamente en los miembros de la familia Viperidae. En estas especies el maxilar es extremadamente reducido y sirve de soporte a un par de colmillos huecos que pueden hacer hasta la mitad de la longitud del cráneo.
Estos colmillos suelen estar plegados contra el paladar pero pueden articularse con el resto del cráneo cuando la boca se abre hasta 180 grados para morder. Esto permite a las víboras penetrar con sus colmillos más profundamente en sus presas e inyectar grandes cantidades de veneno, que siendo normalmente menos potente que el de las serpientes proteroglifas, en grandes cantidades puede ser letal.
La taxonomía interna de los diferentes grupos de serpientes se basa en muchas características anatómicas diferentes. La clasificación presentada aquí sólo se refiere a la dentición y a la estructura de la mandíbula, y eso puede no estar directamente correlacionado con las relaciones evolutivas entre las diferentes familias. Por ejemplo, dentro de la familia Colubridae (familia que incluye dos tercios de las especies de serpientes existentes), podemos encontrar especies con denticiones aglifas, opistoglifas y proteroglifas, aunque el tipo proteroglifo es característico de la familia Elapidae, donde ha evolucionado de forma independiente.
En la elaboración de esta entrada se han consultado las siguientes fuentes:
- Foto de portada: Siddhesh Chafekar.
- http://hydrodictyon.eeb.uconn.edu/eebedia/images/b/b7/Snakedentition.pdf
- http://bugsinthenews.info/?p=1285
- http://biostor.org/reference/107209
- http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2205449/pdf/procrsmed00690-0099.pdf
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