Sociedad Lingüística de América

por Stephen Crain

El ámbito de estudio

Muchos departamentos de lingüística ofrecen un curso titulado “Lenguaje y cerebro” o “Lenguaje y mente”. Este curso examina la relación entre las teorías lingüísticas y el uso real del lenguaje por parte de niños y adultos. Se presentan los resultados de la investigación sobre una variedad de temas, incluyendo el curso del desarrollo del lenguaje, la producción y la comprensión del lenguaje, y la naturaleza de la ruptura del lenguaje debido a una lesión cerebral. Estos temas proporcionan ejemplos de lo que se sabe actualmente sobre el lenguaje y la mente, y ofrecen una visión de las cuestiones centrales en esta área de investigación lingüística.

El lenguaje es una parte importante de lo que nos hace humanos, junto con otras habilidades cognitivas como el razonamiento matemático y espacial, la habilidad musical y de dibujo, la capacidad de formar relaciones sociales, y similares. Al igual que con estas otras habilidades cognitivas, el comportamiento lingüístico está abierto a la investigación utilizando las herramientas familiares de la observación y la experimentación.

Sin embargo, es un error exagerar la similitud entre el lenguaje y otras habilidades cognitivas, porque el lenguaje se distingue de varias maneras. Por un lado, el uso del lenguaje es universal: todos los niños que se desarrollan normalmente aprenden a hablar al menos un idioma, y muchos aprenden más de uno. En cambio, no todo el mundo llega a dominar el razonamiento matemático complejo, pocas personas aprenden a pintar bien y muchas no saben entonar una melodía. El hecho de que todo el mundo sea capaz de aprender a hablar y entender un idioma puede parecer sencillo. Pero es justo lo contrario: el lenguaje es una de las más complejas de todas las capacidades cognitivas humanas.

El instinto del lenguaje

Incluso fuera del laboratorio, se pueden hacer muchas observaciones interesantes sobre el curso del desarrollo del lenguaje. Muchos de los aspectos más complejos del lenguaje son dominados por niños de tres y cuatro años. Para la mayoría de los padres es sorprendente ver cómo se desarrolla el proceso. Lo que muchos padres no saben es que todos los niños siguen más o menos el mismo camino en el desarrollo del lenguaje. Y todos los niños llegan esencialmente a muchas de las mismas conclusiones sobre el lenguaje, a pesar de las diferencias en la experiencia. Todos los niños en edad preescolar, por ejemplo, dominan varios aspectos complejos de la sintaxis y la semántica de la lengua que están aprendiendo. Esto sugiere que ciertos aspectos de la sintaxis y la semántica no se enseñan a los niños. Para subrayar aún más esta conclusión está el hallazgo, a partir de estudios experimentales con niños, de que el conocimiento sobre algunos aspectos de la sintaxis y la semántica a veces se desarrolla en ausencia de la correspondiente evidencia del entorno.

Para explicar esta notable colección de hechos sobre el desarrollo del lenguaje, los lingüistas han intentado formular una teoría de los principios lingüísticos que se aplican a todas las lenguas naturales (en contraposición a las lenguas artificiales, como los lenguajes de programación). Estos principios, conocidos como universales lingüísticos, ofrecen una visión del escenario de adquisición que se nos presenta: por qué el lenguaje es universal, por qué se domina tan rápidamente, por qué a menudo sólo hay conexiones sueltas o incompletas entre el conocimiento lingüístico y la experiencia. Estas características del desarrollo se derivan de una única premisa: que los universales lingüísticos forman parte de un “instinto” humano para aprender el lenguaje, es decir, parte de un plan biológico para el desarrollo del lenguaje.

Hay otra forma en la que el conocimiento del lenguaje y la experiencia del mundo real se mantienen separados en la mente de los niños; no siempre basan su comprensión del lenguaje en lo que han llegado a conocer por la experiencia. Por ejemplo, los niños no combinan las palabras de la frase “Los ratones persiguen a los gatos” de forma que se ajuste a su experiencia; si lo hicieran, entenderían que los gatos persiguen a los ratones, y no lo contrario. En otras palabras, los niños son capaces de distinguir cuando las frases son falsas, así como cuando son verdaderas. Esto significa que los niños utilizan su conocimiento de la estructura del lenguaje para comprender las frases, incluso si esto significa ignorar sus deseos y las creencias que se han formado sobre el mundo que les rodea.

Modularidad

La investigación sobre la comprensión del lenguaje por parte de los adultos también se ocupa de la arquitectura de la mente y de la posibilidad de que el conocimiento lingüístico y los sistemas de creencias residan en “módulos” separados. Para investigar la cuestión de la modularidad, los estudios sobre la comprensión del lenguaje de los adultos se preguntan cuándo se utilizan diferentes fuentes de información en el procesamiento de oraciones que tienen más de una interpretación posible. La naturaleza del lenguaje hace que muchas frases sean ambiguas. Sin embargo, normalmente, cuando una persona llega al final de una frase ambigua, sólo queda una única interpretación, la que es coherente con el contexto de la conversación. En ausencia de contexto, por ejemplo en un laboratorio, la interpretación que sobrevive suele ser la que mejor se ajusta al conocimiento general del mundo que tiene la persona.

Adoptando una concepción modular de la mente, algunos investigadores sostienen que la preferencia por una interpretación frente a sus competidoras se decide inicialmente por motivos lingüísticos (estructura sintáctica y semántica); el conocimiento del mundo real entra en juego sólo después, según esta opinión. Sin embargo, la disponibilidad de diferentes fuentes de información es difícil de determinar, porque la resolución de la ambigüedad tiene lugar mientras se lee o escucha una frase, y no después de haber asimilado todas las palabras. Para establecer el curso temporal de las distintas operaciones lingüísticas y no lingüísticas que intervienen en la comprensión del lenguaje, a menudo se mide el procesamiento de las frases en tiempo real, registrando, por ejemplo, los movimientos de los ojos durante la lectura. La cuestión de la modularidad de la mente en el procesamiento del lenguaje aún no está resuelta, pero hay algunos resultados de investigación sugerentes, y pocos investigadores en el área negarían la contribución del conocimiento lingüístico en el proceso.

Otra fuente de evidencia que influye en la hipótesis de la modularidad proviene de los estudios de la ruptura del lenguaje. La pérdida del lenguaje, o afasia, no es un asunto de todo o nada; cuando un área particular del cerebro se ve afectada, el resultado es un patrón complejo de retención y pérdida, que a menudo implica tanto la producción como la comprensión del lenguaje. El conjunto de síntomas puede ser sorprendentemente similar en diferentes personas con la misma zona del cerebro afectada. La investigación sobre la afasia se pregunta: ¿Qué aspectos del conocimiento lingüístico se pierden y cuáles se salvan? El hecho de que la pérdida de lenguaje no siempre se asocie con la correspondiente pérdida de conocimiento pragmático apoya la hipótesis de la modularidad, lo que hace que los resultados de la investigación sobre la afasia coincidan con los del estudio de la comprensión del lenguaje en niños y adultos.

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