En su misión de lograr la accesibilidad a través de la movilidad, las agencias de transporte público y los proveedores de servicios privados se enfrentan a un problema de acción colectiva. La coordinación racional de los servicios entre las agencias de transporte metropolitano y las empresas privadas, como Uber y Lyft, puede reducir los costes y aumentar la fiabilidad y la comodidad del transporte de personas y de carga, aprovechando al máximo la infraestructura multimodal existente y reduciendo drásticamente la necesidad de conducir solo o de tener un coche. Sin embargo, para hacer realidad esta visión, los organismos y las empresas deben compartir datos entre sí, y esos datos deben integrarse de forma que se respete una compleja red de acuerdos de uso de datos.
Los proveedores de servicios de transporte públicos y privados adquieren y gestionan grandes cantidades de datos, algunos como flujos de datos en tiempo real. A pesar de los innumerables beneficios para la congestión, el estacionamiento, el número de pasajeros y la planificación y gestión que se derivan de compartir los datos, éstos permanecen aislados dentro de los sistemas de información de los proveedores de transporte individuales. Para las áreas metropolitanas de todo el mundo, las barreras para compartir datos incluyen:
– La necesidad de políticas que regulen el intercambio de datos, la propiedad, el acceso, la seguridad y la privacidad;
– Un déficit de capacidad (tanto humana como informática) en el sector público para el análisis de datos, la visualización, la privacidad y la ciberseguridad;
– Los desafíos de interoperabilidad entre los sistemas de información, incluyendo el esquema, el formato y la estructura;
– El potencial de la cobertura no uniforme y los sesgos en los conjuntos de datos individuales que pueden llevar a una mala interpretación o a un mal uso de los resultados compartidos; y
– Las leyes y regulaciones que ponen los datos de transporte en riesgo de divulgación a cualquier parte interesada.
Estas barreras crean un problema estratégico para todas las ciudades del mundo. Aunque los beneficios públicos son evidentes, el coste privado para cualquiera de estas organizaciones parece insuperable. Por separado, carecen de las instituciones, los conocimientos del sector, los medios y la confianza necesarios para compartir sus datos y ofrecer soluciones.