Los whiskies pueden adquirir sabores de jerez al reposar en barricas que previamente han contenido jerez, un vino fortificado de la región española de Jerez. Mientras que el jerez se presenta en una variedad de estilos, incluyendo el fino seco y la manzanilla aguda y salada, éstos sólo se aplican ocasionalmente al whisky. El oloroso, de color más oscuro y aromático, es la opción más tradicional, y el dulce y rico Pedro Ximenez es una opción tentadora.
La influencia de las barricas de jerez oloroso es identificable en forma de frutos rojos, higos, dátiles y pasas, con Macallan y Glenfarclas como ejemplos más famosos. El roble de la barrica también desempeña un papel importante, ya que puede ser roble europeo, que aporta notas más picantes de clavo y frutos secos, o roble americano, que aporta fruta en mermelada y carácter de chocolate.
El baile entre la bebida espirituosa y la madera de jerez es como un tango expresivo. Las bebidas espirituosas intensas y musculosas se adaptan mejor al elegante juego de piernas del jerez, que puede eclipsar a los whiskies más ligeros y delicados. Las barricas de jerez que se llenan de whisky por primera vez pueden infligir una poderosa oleada de colores castaños y rojos quemados, y sabores de frutas oscuras, lo que las convierte en una opción popular para el acabado del whisky, una breve estancia en una barrica secundaria. En su segundo llenado, las barricas de jerez son más suaves y adecuadas para la maduración a largo plazo.
Deguste el espectro del jerez
El jerez se aplica a muchos whiskies, especialmente a los escoceses e irlandeses; degustar de lo más ligero a lo más intenso le ayudará a distinguir las notas del jerez.
Toque de jerez-Glenmorangie Lasanta: sultana, cítricos, jengibre
Algo de jerez-Bushmills Black Bush: malta dulce, fruta negra, cacao
Muy de Jerez-Macallan Rare Cask: vainilla, pasas, chocolate
Bomba de Jerez-Aberlour A’bunadh: frutos secos, naranja confitada, especias