Los nombres tienen significado. Tienen poder. Nos definen.
Son más que un montón de letras agrupadas para que suenen agradables al oído. Los nombres son algo más que una comodidad que permite a las personas hablar entre sí. Los nombres son un regalo de Dios. Estas palabras contienen su poder. Dan significado a las cosas. Nos traen significado.
“Un buen nombre es más deseable que las grandes riquezas; ser estimado es mejor que la plata o el oro”. – Proverbios 22:1 (NIV)
En el Antiguo Testamento, en el Génesis, Dios dijo: “Hágase la luz”. Y la hubo. La nombró a la existencia.
Dios dijo: “Que haya una extensión entre las aguas para separar el agua del agua”. Y así fue. Lo llamó cielo. Y a la tierra seca la llamó tierra. De esa tierra, Dios hizo al hombre. Hizo a Adán (Tierra). Entonces Dios le dio el poder de nombrar a este primer hombre.
Adán nombró a los animales. Y nombró a Eva (Madre de todo). Y ese poder se nos ha dado a nosotros.
Considera la libertad que supone nombrar un miedo que tienes, o la causa de la vergüenza que escondes, o la raíz de la ira que te estrangula. Cuando me apropio de mis miedos, los digo en voz alta, los identifico, entonces aflojo el control que tienen sobre mí.
Ese es el significado y el poder de un nombre.
Cuando nací, mi madre me dio un nombre: Christopher. Significa portador de Cristo. Mi padre también me dio un nombre. Es un poco diferente. Llegó más tarde en mi vida. Es mi “verdadero nombre”, el nombre que Él me llama. Y es un nombre en el que todavía estoy tratando de crecer – Dador de Amor y Maestro.
Cuando Dios me dio un nombre, como lo hizo con las personas en la Biblia, incluyendo a Abraham, Sara y Jacob, me dijo,
“Porque en otro tiempo fuisteis tinieblas, pero ahora sois luz en el Señor. Vivid como hijos de la luz”. – Efesios 5:8 (NVI)
Cuando Dios me dio mi nombre, dijo que soy una nueva creación en Jesucristo; lo viejo ha pasado, lo nuevo ha llegado. La Palabra de Dios me ayuda a entender el significado de mi nombre y el tipo de carácter que debo buscar. Me dice que me rinda al yo, que imite el carácter de Dios y que viva una vida de amor.
“Sed, pues, imitadores de Dios, como hijos muy amados, y vivid una vida de amor, como Cristo nos amó y se entregó a sí mismo por nosotros como ofrenda y sacrificio fragante para Dios.” – Efesios 5:1-2 (NVI)”
Recientemente vi una historia de Indonesia que destaca el significado de un nombre.
Yudea es una madre de 21 años y forma parte de nuestro Programa de Supervivencia (CSP) desde hace tres años. Tiene dos hijos.
Antes de inscribirse en el CSP, Yudea “no conocía la importancia de tener un entorno saludable. No conocía las ventajas de hervir el agua antes de beberla, ni de lavarse las manos antes de tocar las comidas. Nunca pidió a sus hijos que se bañaran o se lavaran las manos y los pies después de jugar. No sabía que si alguien no se limpia el cuerpo, puede enfermar fácilmente”.
Cuando Yudea dio a luz a su hija, “no podía comprar leche ni vitaminas para mejorar la salud de su hija, por lo que ésta enfermaba fácilmente”. Después de inscribirse en el CSP, esto cambió.
Recibió alimentos nutritivos, vitaminas, leche y mucha información que la apoyaba como madre embarazada. También pudo ir a las revisiones periódicas del embarazo en el médico sin tener que pensar en lo que ella y su marido tendrían que pagar.
Así que cuando dio a luz a su segundo hijo, un niño sano, Yudea mostró su agradecimiento a Dios llamando a su hijo Cisipi.
Cisipi no se pone enfermo fácilmente, como otros niños de su barrio. Mientras juega con amigos de su misma edad, Cisipi parece diferente. Es más activo que los otros niños. Cuando otros niños no tienen energía extra para correr, Cisipi puede correr por todas partes sin sentirse cansado en absoluto. Cisipi aprende rápido y le encanta hacer preguntas a su madre.
Cisipi es el acrónimo de nuestro Programa de Supervivencia (CSP), con una “i” añadida entre cada letra. El significado del nombre es “agradecido a Dios”.
“Es una forma de mi gratitud porque el CSP ha hecho que mi hijo crezca sano e inteligente”, dice Yudea.
Los nombres son importantes. Contienen un significado para las personas. Definen quiénes somos. Y normalmente no somos quienes creemos ser.
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Publicamos originalmente este post el 25 de junio de 2010.